tag:blogger.com,1999:blog-151146162024-03-21T05:32:59.257-07:00Cuaderno del tribalLuis Eduardo GarcíaLuis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.comBlogger512125tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-76335905672196827052022-11-15T06:05:00.000-08:002022-11-15T06:05:00.100-08:00<p> </p><h2 style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfDC84OuW2iowsPdgzipqxQ15RIDtJKArORPLPo8dOy4fR1_WXBxjT53MbqhMS_kaT7FF73ibjFdHUoJJMQFrZrI8erJqmftcsg7uUw1swj_Xxj_PZoSfhr9uoDXFBvFtmAlDm-Eo-zrOQPnL6I9IkuJ6s2DqZV6gyS7kFiZQ9BGFLK1aqqsc/s1280/8bd311b2-a1a7-4605-b8db-ba3da9d85db4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="903" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfDC84OuW2iowsPdgzipqxQ15RIDtJKArORPLPo8dOy4fR1_WXBxjT53MbqhMS_kaT7FF73ibjFdHUoJJMQFrZrI8erJqmftcsg7uUw1swj_Xxj_PZoSfhr9uoDXFBvFtmAlDm-Eo-zrOQPnL6I9IkuJ6s2DqZV6gyS7kFiZQ9BGFLK1aqqsc/s320/8bd311b2-a1a7-4605-b8db-ba3da9d85db4.jpg" width="226" /></a></div></b><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #343434; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 26.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;">La
novela y la memoria</span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: 1pt none windowtext; color: #343434; padding: 0cm;"><span style="font-family: arial;">¿Qué
impulsa a alguien a escribir una novela? ¿Qué extraños mecanismos íntimos se
mueven para que salte del oficio de la poesía al oficio de la narración?
¿Pueden convivir ambos géneros sin excluirse mutuamente? La única manera de
saberlo es ser fiel al llamado de la necesidad y la memoria.</span></span></b></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="color: #343434; font-family: arial;">Siempre
quise ser novelista. Me seducía la idea de contar historias y disponer de la
suerte de los personajes y, sobre todo, imaginar escenarios en los que se
materializaran lo sueños del mundo real y limitado. Como dije, quería ser
novelista, pero yo era consciente de que, antes que nada, era un lector de cuentos
y novelas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="border: 1pt none windowtext; color: #343434; padding: 0cm;"><span style="font-family: arial;">Lo
primero que escribí fue un texto que ahora no sabría decir si era cuento, glosa
o poema narrativo, el cual en todo caso tenía la intención de relatar la
historia de un tío mío, un anciano célebre por su manejo de las armas de fuego.
Y ya no sabría decirlo por dos razones: uno, porque carecía de la experiencia y
de las herramientas teóricas que debe poseer un narrador; y dos, porque el
texto se ha perdido.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="border: 1pt none windowtext; color: #343434; padding: 0cm;"><span style="font-family: arial;">En el
camino ―para bien o para mal— descubrí la poesía en las clases de literatura en
el colegio y la pequeña biblioteca que teníamos en casa. Llegué a ella casi al
mismo tiempo que a la narración,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aunque
debo confesar que mi interés mayor en esos primeros tiempos era por la segunda. Con el paso de los años, mis lecturas de poesía fueron en aumento y
mi interés mayor se desvió hacia ella. Y, además comprobé que ambos géneros no
tienen por qué contradecirse o excluirse mutuamente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Desde entonces llevo treinta y cinco años escribiendo y
publicando libros de poesía. Y estoy muy satisfecho. Durante este tiempo he
podido comprobar, entre otras cosas, que se trata de una necesidad espiritual y
que muchas de las ideas en torno a las relaciones entre los lectores y la
poesía son mitos o verdades a medias. Un ejemplo: los lectores comunes y
corrientes viven al margen de la poesía. Si esto fuera cierto, no se
publicarían cientos de libros de este género cada año en todas partes del mundo.
Quizás lo que no funciona es la forma en que los poetas se aproximan a los
lectores. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Paralelamente, he publicado cada cierto tiempo uno que otro
libro de cuentos y crónicas, con timidez y sin ninguna esperanza de lograr algo
más que lo poco —muy poco― que he conseguido escribiendo poesía. Algunos
malintencionados dicen —y probablemente siguen diciendo a escondidas— que yo no
sirvo para la narrativa, que lo mínimo que puedo hacer es dejar de escribir
‘mamarrachos’ y dedicarme solo a lo mío: escribir versos y ya. Pero yo escucho
más a mi conciencia y procuro serle fiel a mi necesidad: inventar historias.
Digo necesidad, no moda.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"></p><div style="text-align: left;"><span style="color: #141823; font-family: arial;">A lo largo de los años, escribí un puñado de cuentos, pero
nunca me atreví a escribir una historia larga, una historia de ficción que
comprometiera en su escritura a todo mi ser. Mientras tanto, </span><span style="color: #141823; font-family: arial;"> </span><span style="color: #141823; font-family: arial;">la poesía seguía tocando mi puerta y
prodigándome sus afectos como lector. Se trata de un oficio que me ha dado
muchas satisfacciones y me ha ayudado a conocer mejor el lenguaje.</span></div><div style="text-align: left;"><span style="color: #141823; font-family: arial;"><br /></span></div><span style="font-family: arial;"><div style="text-align: left;"><span style="color: #141823;">La primera novela
que escribí es una de mediana extensión muy mala cuyo tema es la muerte de mi
padre. Felizmente nunca la publiqué.</span><span style="color: #141823;"> </span><span style="color: #141823;">Y
luego insistí y escribí otra que tiene como punto de partida mi experiencia
emocional, política y social de mis años como estudiante universitario. Esa segunda
novela, </span><i style="color: #141823;">Señor Cioran, </i><span style="color: #141823;">que</span><i style="color: #141823;"> </i><span style="color: #141823;">curiosamente ganó un premio antes de
publicarse, es un homenaje a Emil Cioran, el ilustre pesimista rumano, nombre
que lo</span><span class="textexposedshow" style="color: #141823;">s protagonistas de una de las historias usan
como contraseña para reconocerse en la clandestinidad. </span></div></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span class="textexposedshow"><span style="background: white; color: #141823;"><span style="font-family: arial;">El libro desarrolla cuatro historias en
paralelo, las cuales se mezclan en distintos momentos. La primera: la relación
tortuosa entre un miembro del servicio de inteligencia con una ex subversiva
convertida en prostituta; la segunda: el drama de un grupo de soñadores e
inconformes que quieren cambiar el mundo, pero el miedo los paraliza y termina
cambiándolos a ellos; la tercera: la crisis existencial de un aspirante a poeta
—y admirador de Cioran— que traiciona a sus amigos “revolucionarios” y termina
suicidándose; y la cuarta: el amor entre el narrador de las historias y la
mujer de su juventud, amor que los conduce al exilio en Europa.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span class="textexposedshow"><span style="background: white; color: #141823;">Ahora, contra todo pronóstico estoy a
punto de publicar una segunda novela, también premiada, <a name="_Hlk119045209"><i>El
lugar de la memoria</i>.</a></span></span><span style="mso-bookmark: _Hlk119045209;"><span style="color: #343434;"> </span></span><span style="color: #343434;">Narra
la relación entre un padre, Amado, y su hija Cayetana. Él</span><span style="color: black;">, un
hombre de sesenta y un poco más de años, al que le diagnostican Alzheimer,
narra, mientras conserva la lucidez, una historia dramática: teme que su hija
lo olvide, sin embargo, es él, debido a su enfermedad, el que termina
borrándola de su memoria.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ella es
testigo de cómo Amado pierde el control de todas sus funciones cognitivas y
también fisiológicas, de modo tal que borra toda relación entre su cuerpo y su
mente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span class="textexposedshow"><span style="background: white; color: #141823;">¿Por qué insisto en escribir novelas? </span></span><span style="background: white; color: #333333;">El oficio de escribir ficciones es, en
principio, un acto de arrojo que con el tiempo se pule, se organiza y se
estudia. Está motivado por la necesidad de llenar el imaginario de las
sociedades y por un estado existencial interior: expresar los sentimientos.
Hacerlo mal o bien depende de cuánto sacrificio esté uno dispuesto a asumir. Por
lo pronto, </span><span class="textexposedshow"><i><span style="background: white; color: #141823;">El lugar de la memoria</span></i></span><span class="textexposedshow"><span style="background: white; color: #141823;"> estará allí, a
disposición de los lectores.</span></span></span><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #333333; font-family: "Helvetica",sans-serif; font-size: 10.5pt;"><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[endif]--></span><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #343434; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #343434; font-family: "Lato",sans-serif; font-size: 16.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #343434; font-family: "Lato",sans-serif; font-size: 16.5pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; padding: 0cm;"><o:p> </o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-68654321592747997052022-11-06T07:57:00.004-08:002022-11-06T07:57:52.565-08:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxmn2hFL5GmXGlxuKXSdgp2UVyU3UDOziKM1ntJw4F8D8kPLNOnjw-PEJdz2dI3vcOiQACX1AyS7RdL62faT1vpo-whbuuvKNT88U4MdPCLwsjzrhtwClyACcVX0ZnAafHToweAz80y8Hrq1ZKq0y6myAqYqadlggvsxzUuFrpmMA19cdykzY/s1151/hasta%20perder%20el%20aliento.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1151" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxmn2hFL5GmXGlxuKXSdgp2UVyU3UDOziKM1ntJw4F8D8kPLNOnjw-PEJdz2dI3vcOiQACX1AyS7RdL62faT1vpo-whbuuvKNT88U4MdPCLwsjzrhtwClyACcVX0ZnAafHToweAz80y8Hrq1ZKq0y6myAqYqadlggvsxzUuFrpmMA19cdykzY/s320/hasta%20perder%20el%20aliento.jpg" width="300" /></a></div><p></p><h2 style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Fragmentos de un letraherido</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">¿Qué es la escritura: un privilegio, una
discapacidad; en qué consiste el placer de leer; qué demonios perturban y qué
ángeles acogen al escritor durante en su quehacer; qué semejanzas creativas hay
entre el cine, el jazz y la literatura? <i>Hasta perder el aliento</i>, el
reciente libro de Guillermo Niño de Guzmán nos da mano con las respuestas. <o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b><a name="_Hlk117769258" style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Acabo de leer
un libro delicioso, una joya sobre el vicio la lectura, los demonios de la
creación, el misterio de la escritura y la aventura del espíritu artístico en
general:<i> </i></span></a><a name="_Hlk118388686" style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333;">Hasta perder el aliento</span></i></a><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333;">. Cuaderno de letraherido I </span></i></span><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">de Guillermo Niño de Guzmán.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"><span style="color: #333333;">El autor de este libro es un destacado y fino cuentista, uno de los más
importantes aparecidos en los 80. Sus libros de cuentos <i>Caballos de
medianoche</i> (1984), <i>Una mujer no hace un verano</i> (1995) y <i>Algo que
nunca serás</i> (2007) son, con toda seguridad, textos claves para comprender a
un autor singular, personalísimo, con un tratamiento de la prosa que no se
parece a la que practican otros miembros de su generación.</span></span><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"><span style="background: white; color: black;"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<span style="font-family: arial;"><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"></span>
</span><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #26282a;"><span style="font-family: arial;">El primer sentimiento que me asaltó tras
echarle una primera hojeada al libro fue el de desconcierto. Claro, esperaba un
libro de cuentos, pero, para mi sorpresa, tenía ante mí un texto híbrido,
inusual, del denominado género íntimo, ese que le gustaba tanto a Julio Ramón
Ribeyro.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Confieso que de la sorpresa
pasé rápidamente al goce puro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #26282a;">¿Qué es en estricto</span><i><span style="color: #333333;"> Hasta perder el aliento? </span></i><span style="color: #333333;">¿Una
bitácora, un diario literario, unas memorias fragmentarias sobre el arte, un
cuaderno de notas sobre las lecturas, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las utopías personales, los aciertos, los
fracasos y otros avatares de la vida de un escritor, de un letraherido como
dice Niño de Guzmán? Creo que todo esto, y más. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Dije que se trata de un libro
fragmentario, uno que tiene una cualidad que le permite mantenerse como un todo
gracias a una estrategia sutil del autor: cada texto —corto por lo general—
está enlazado con el siguiente gracias a unas reflexiones personales,
inteligentes y plagadas de admiración por los temas y personajes abordados. De
este modo, un texto puede saltar de la literatura al jazz y de este al cine,
pero siguiendo un derrotero, una idea eje: qué es el oficio de la creación y,
sobre todo, en qué consiste escribir. Los fragmentos están salpicados, cada
tanto, de proyectos de cuentos, ideas para cortometrajes (las de <i>Noche de
fiesta</i>, p. 185, son magníficas) y traducciones del inglés y el francés que,
lejos de quebrar la lógica y el ritmo de las notas, proponen una manera
novedosa de incorporarnos en la lectura.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Es muy difícil mantenernos al margen de
los temas y el estilo que propone el autor. Hay textos, en verdad, memorables,
por la forma tan precisa, insólita y trasparente con que son presentados y,
también,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por la manera en que se narran
algunos episodios de la vida trágica y compleja de escritores, músicos, poetas
y cineastas que vivieron en el siglo XX. El gancho con el lector es fulminante
por todas estas razones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Ora manera de mantener la conexión con
el lector es la siguiente: cuando Niño de Guzmán presenta las ideas de un
autor, enseguida saca de la manga las contrarias, las que se oponen o difieren
de las primeras,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>o si no, busca nexos y
distanciamientos de otra naturaleza, de modo tal que el lector tiene un
muestrario muy amplio de experiencias que elegir. El autor, por supuesto,
tienen sus preferencias y no se las calla. En este sentido, el texto <a name="_Hlk118389867"><i>Ray Bradbury e Ítalo Calvino en las antípodas </i></a>(p.
197) es un verdadero deleite.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Mientras leía el libro iba marcando con
banderitas de colores las ideas más originales, las más audaces y las más f<i>reak</i>,
si se quiere. Destaco dos. <i>La literatura: privilegio o discapacidad</i>: «A
menudo me he preguntado si el don de la literatura, en lugar de ser un
privilegio, como podría creerse, no es sino una discapacidad, una carga que el
escritor está condenado a llevar… Un narrador tan talentoso pero atormentado
como Truman Capote, con una salud resquebrajada por la dipsomanía y la
drogadicción, reveló en su último libro, <i>Música para camaleones</i>, que
tenía muchas dificultades para ejercer su oficio […] Capote dejó de disfrutar
con su trabajo al percatarse de la diferencia entre escribir bien y mal. Y, lo
que era peor, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hizo “un descubrimiento
más alarmante aún: la diferencia entre escribir muy bien y el verdadero arte.
Después de eso, cayó el látigo”».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Otro texto que se lee con igual
delectación es el ya mencionado</span><span style="color: black; mso-color-alt: windowtext;"> </span><i><span style="color: #333333;">Ray Bradbury e Ítalo Calvino en las
antípodas</span></i><span style="color: #333333;">. Leamos: «¿Por qué un individuo en su
sano juicio elegiría dedicar toda su vida a una actividad [la literatura] que
no le resultara agradable? A primera vista sería un despropósito. […] En uno de
los textos, el autor italiano [Calvino] revela las dificultades que enfrentó
cuando aceptó responder una encuesta que planteaba la cuestión: “¿Por qué
escribe usted?”. Según él, se sintió en un aprieto: “¿Qué podía decir yo, dado
que escribir me cuesta siempre un gran esfuerzo, una gran violencia sobre mí
mismo, y no me divierte en absoluto?”.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>[…] Salvando las evidencias distancia, ¿qué podría decir yo al respecto?
Me temo que me alineo al lado de Calvino, aunque envidio a Bradbury [alguien
que gozaba con su trabajo]».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333;">Hasta perder el aliento </span></i><span style="color: #333333;">es no solo una fuente de placer,<i> </i>es un mapa literario que debemos
seguir para evitar el extravío y compartir el fervor de aproximarnos a la
belleza efímera de la creación, la propia y la ajena.</span><span style="background: white; color: black;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Helvetica",sans-serif; font-size: 10.5pt;"><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[endif]--></span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-22796363400266851582022-10-30T10:06:00.000-07:002022-10-30T10:06:00.836-07:00<p> </p><h2 style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieDpalWVM7Ttq-_ctoLGz45lEJs1-4oOOmiEynPJoUDEl7o6WvvCgW_fhLX9ghqJOqmuB_3wZNcTo2n3RhtlPm1vo6SCMkUi1oYpQEfA5WNoed4u1AHcBM9KrAXqp_UED1m6IbbjoIvZpNtSAZfbK9X4Pyf70XdQ53pZJCAv8boWXhwybKneA/s540/311819474_10159416401039613_4919827041756265164_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="501" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieDpalWVM7Ttq-_ctoLGz45lEJs1-4oOOmiEynPJoUDEl7o6WvvCgW_fhLX9ghqJOqmuB_3wZNcTo2n3RhtlPm1vo6SCMkUi1oYpQEfA5WNoed4u1AHcBM9KrAXqp_UED1m6IbbjoIvZpNtSAZfbK9X4Pyf70XdQ53pZJCAv8boWXhwybKneA/s320/311819474_10159416401039613_4919827041756265164_n.jpg" width="297" /></a></div></span></b><b><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial; font-size: medium;">Poesía y lenguaje cotidiano</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué la gente común y corriente se
siente tan lejana del lenguaje poético? ¿ Por qué la poesía tendría que ser
diferente y difícil para alguien que comprende su mecánica y usa con eficacia
sus recursos en la vida práctica? Sin duda, algo cambia en nosotros cuando
vamos dejando la adolescencia: entre otras cosas, la capacidad de mantener el
asombro. Una grata experiencias en un colegio me ha enseñado cuál es la salida
para esta paradoja.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="color: #333333;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></b><span style="color: #333333; font-family: arial;">En días pasados, gracias la invitación
de los docentes Milagros Alegría y Amós León, asistí a dos reuniones con
estudiantes del colegio particular donde estudia mi hija Luciana para ofrecer
una charla sobre la poesía, ese género ‘raro’ que sobrevive a duras penas en
diversos ámbitos de la vida.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Confieso que, en un primer momento,
estuve renuente a asistir a las charlas en la medida en que soy incrédulo
respecto al número de personas que la leen, siempre inferior a la cantidad de personas
que la producen (los poetas). Un prejuicio, una exageración, una negatividad
—llámenlo como quieran— que he desarrollado, ahora entiendo, sin tener plena
conciencia de cómo ocurre en realidad la recepción de la poesía entre la gente
común y corriente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La primera charla fue para unos sesenta
estudiantes de sexto grado de primaria, entre los que estaba mi propia hija. Y
la segunda, para unos ochenta de secundaria, todos a punto de egresar de la
institución. Adapté los contenidos de mi charla para cada grupo. En la primera
me enfoqué en el lenguaje de la poesía, que es, creo, la principal causa de que
los potenciales lectores huyan de ella. Y en la segunda repetí los contenidos
de la primera, con un tema adicional: qué hizo César Vallejo con el lenguaje
poético que recibió en herencia.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Confieso que me fue mejor con los de
primaria, quienes se mostraron más atentos, hicieron muchas preguntas y hasta
me leyeron los poemas que habían escrito para la ocasión. En medio de las
preguntas y los comentarios que se sucedían y parecían interminables, eché en
cuenta que había subestimado a los estudiantes de primaria. La charla con el
tema adicional destinada a los de secundaria debió haber sido para ellos, o
solo para ellos. Por qué no contarles de las veleidades de Vallejo con el español
y la forma en que este lo había deconstruido para poder escribir los versos que
escribió. No es que me fuera mal con los estudiantes mayores, es que para los
menores la poesía resultaba un desafío, una aventura que podían acometer sin
prejuicios. Sin duda, algo cambia en nosotros cuando vamos dejando la
adolescencia: entre otras cosas, la capacidad de mantener el asombro.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué elegí tema central el lenguaje
de la poesía? Por una razón elemental: la misma causa que aleja a la poesía de
las grandes masas de lectores es la misma que debería acercarlos a ella. ¿Cómo
así? Una de las razones por las que el gran público se alejó hace algún tiempo
de la poesía, como dije antes, es su lenguaje. Con lectores cada vez más
banales y frívolos, el lenguaje poético necesita ser explicado. Los
lectores no poetas necesitan familiarizarse —o volver a familiarizarse— con la
metáfora y la imagen. Viven en un mundo global y pragmático y a ellos no se les
puede hablar con un lenguaje que no dice directamente las cosas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Pero todo lo anterior no es sino una
paradoja, L</span><span style="background: white; color: #333333;">a mayoría de la
gente piensa que la metáfora es un recurso de la imaginación poética; es decir,
un recurso cultista más que de la vida corriente. La verdad es que la metáfora
y las figuras literarias en general impregnan la vida cotidiana. Expresiones
como “Ponte mosca”, “Tirar la casa por la ventana”, “Eres la muerte”, “José es
un pesado”,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>son imposibles lógicos, pero
frases irremplazables en su efectividad. Esto prueba, además, que hablamos con
el lenguaje de la poesía todos los días de nuestras vidas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">El otro ámbito donde
abundan las metáforas o cuando menos la estructura poética de los contenidos es
el periodismo. Por ejemplo, el titular «La discusión es una guerra» es un concepto
metafórico, puesto que el significado de la palabra “guerra” ha sido trasladado
a la palabra “discusión” y de este modo ha adquirido una nueva realidad
semántica. Ahora, este concepto metafórico, dicen estos autores, está presente
en nuestro lenguaje corriente a través de una amplia variedad de expresiones:
“Sus críticas dieron justo en el blanco”, “Destruí su argumento”, “Nunca le he
vencido en una discusión”, “Sus argumentos son indefendibles”. Esto quiere
decir que la metáfora no está meramente en las palabras, sino también en el
proceso del pensamiento, en los conceptos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: black;">¿Y
si esto es así, <a name="_Hlk117769258">por qué la gente común y corriente se
sienta tan lejana del lenguaje poético?</a><a name="_Hlk85643340"><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"> </span></a></span><span style="mso-bookmark: _Hlk85643340;"><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"><span style="background: white; color: black;">¿Por qué ocurre esto si,
como hemos visto, el lenguaje metafórico es utilizado con intensidad en la vida
cotidiana?¿Por qué la poesía tendría que ser diferente y difícil para alguien
que comprende su mecánica y usa con eficacia sus recursos en la vida
práctica? </span></span></span><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"><span style="background: white; color: black;">Es cierto que,
conformen crecen, los lectores se banalizan y, conforme pasan los años, la
poesía se vuelve cada vez más críptica debido a la ausencia de un público
lector que le trasmita sus necesidades; pero esto no explica todo.<o:p></o:p></span></span></span></p>
<span style="font-family: arial;"><span style="mso-bookmark: _Hlk117769258;"></span>
</span><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background: white; color: black;"><span style="font-family: arial;">Hay que ir con los niños, con los adolescentes y con los jóvenes,
quienes se conectan mejor con los usos inesperados de las imágenes y las
palabras y parecen disponer —como los estudiantes de primaria y secundaria del
colegio de donde salí gratamente impresionado— de una mejor capacidad para expresar
en el lenguaje, personal y social, el asombro ante lo simple y lo complejo o ante la bello y horripilante
del mundo que nos ha tocado vivir.</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background: white; color: black; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Helvetica",sans-serif; font-size: 10.5pt;"><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><br style="mso-special-character: line-break;" />
<!--[endif]--></span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-89409773405993481242022-10-23T09:27:00.007-07:002022-10-23T09:30:31.166-07:00<h2 style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi20lJmq9wlyouKT0hTfUaGOlYeC9F0bNZlTTD_jw8kUN_9FsGf-q_mqkSvbmhf64BjW5GEx-hJGdsmn1FXkw1NruVFkgfigwq_BOktsErenTKctv646Udv9cstZW2AyCPuMBrdRmyjWfCkESEOEgcYf8fKweXLo630KeWLk_ysjb1nnCJlLps/s1187/311294729_10159394805819613_1137241738214770140_n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1187" data-original-width="1054" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi20lJmq9wlyouKT0hTfUaGOlYeC9F0bNZlTTD_jw8kUN_9FsGf-q_mqkSvbmhf64BjW5GEx-hJGdsmn1FXkw1NruVFkgfigwq_BOktsErenTKctv646Udv9cstZW2AyCPuMBrdRmyjWfCkESEOEgcYf8fKweXLo630KeWLk_ysjb1nnCJlLps/s320/311294729_10159394805819613_1137241738214770140_n.jpg" width="284" /></a></div><span style="font-family: arial;"><span>César Vallejo y Trujill</span>o</span></h2><p><span style="font-family: arial;"><b>La Casa de la Literatura Peruana, y los colectivos Ex Libris-Trujillo, Biciteca, Los 11 de Vallejo, Chisco y la Red Peruana de Mediadoras y Mediadores de Cultura han elaborado el Mapa Literario de César Vallejo en Trujillo, una herramienta útil a través para vincular física y emocionalmente al poeta con una ciudad con la que mantuvo una especial relación.</b></span></p><p><span style="font-family: arial;">Siempre nos hemos preguntado cuál fue la relación sentimental que mantuvo César Vallejo con las ciudades donde vivió, particularmente Trujillo, en la que estudió, experimentó su etapa formativa como poeta y padeció uno de sus dolores más terribles: la prisión. Hay respuestas y respuestas. De ahí la importancia de contar con un Mapa Literario de César Vallejo en Trujillo. </span></p><p><span style="font-family: arial;">¿Qué tipo de ciudad es la que conoció Vallejo a comienzo del siglo XX? Para empezar un centro urbano pequeño, de no más de 30 o 40 mil habitantes, con preeminencia de una economía rural. Una población que crecía, aunque lentamente, al ritmo de la demanda de azúcar. Sus pobladores vivían del campo, pero en la ciudad, dice Jorge Puccinelli Villanueva. Contaba con un tranvía interno y líneas de ferrocarriles que la unían a Salaverry y a Ascope, una media docena de diarios, teatros y una docena de iglesias. Sus calles eran empedradas y todos los vecinos se conocían.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En realidad, esta ciudad es mencionada con nombre propio pocas veces en sus poemas; en sus cartas aparece de pasada y en sus cuentos y novelas jamás es utilizada como escenario o pretexto. Trujillo está presente en Vallejo como atmósfera vital o como sentimiento de amor-odio, nunca como espacio concreto. El nombre de la ciudad es, por ejemplo, una frágil reminiscencia del paisaje citadino en Nostalgias Imperiales de Los Heraldos negros: “En los paisajes de Mansiche labra/ imperiales nostalgias el crepúsculo (...) Como viejos curacas van los bueyes/ camino de Trujillo, meditando…” ; una vaga referencia cotidiana en el poema XIV de Trilce: “Pero he venido de Trujillo a Lima. Pero gano un sueldo de cinco soles” ; y una suerte de fuente de ensalzamiento histórico y patriotero en el poema circunstancial Fabla de gesta, con el que ganó un premio municipal. </span></p><p><span style="font-family: arial;">La austera utilización de Trujillo como nombre propio en su obra no quiere decir que no haya tenido ninguna importancia para su creación y su experiencia vital. Ocurre que es más bien un sentimiento de amor-odio, el cual es posible rastrear bajo múltiples formas, la más intensa de las cuales es sin duda la prisión: “El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”, dirá luego en un poema.</span></p><p><span style="font-family: arial;">En Trujillo, no obstante, el autor de Poemas humanos conoció el amor en su dimensión erótica y carnal y la usó como un espacio vital para esos amoríos, del cual no hay referencia nominal, aunque sí afectiva, en algunos poemas de Los heraldos negros y en las cartas que intercambió con sus amigos más cercanos. Y es con estos, con sus “hermanos” de Trujillo; es decir, con sus compañeros de generación — a los que Juan Parra del Riego denominó “La Bohemia de Trujillo”— con quienes trajinó una ciudad. Sus centros de reunión eran muy visibles y se contaban con los dedos. Para beber y comer: el bar “Americano”, el café “Esquén” (en el jirón Ayacucho), las huertas “Los Tumbos” y “Los Ñorbos” (ambas en el barrio Chicago), los restaurantes "Morillas" y "Valeriano" (frente a la playa de Buenos Aires). Para recitar poesía, escuchar música y sostener encuentros esotéricos: la habitación de soltero de José Eulogio Garrido (en la cuadra cuatro del jirón Independencia, al lado de la Catedral, donde hoy funcionan oficinas de abogados y una tienda de fetiches religiosos), el departamento de Antenor Orrego (en el jirón Salaverry), la casa del músico Daniel Hoyle, conocida como “El Molino” (detrás del actual campus de la Universidad Privada del Norte) y la ciudadela de Chan Chan. Y para espectar comedias y admirar bailarinas ocasionales como Nora Rouskaya, el teatro “Ideal” (en el jirón Orbegoso) y el teatro “Gloria” (en el jirón Independencia).</span></p><p><span style="font-family: arial;">“La noble, la heroína” trató al poeta como un hijo y, a veces, como un hijastro. No creo exagerar si digo que, a partir de la negra experiencia de Vallejo, Trujillo alberga como un sentimiento de culpa; sentimiento que todos sienten, pero que nadie sabe muy bien cómo sacar de sí. Para liberarnos el poeta nos dejó en ciernes algunas pistas. Recitemos con él: “!César Vallejo, parece/ mentira que así tarden tus parientes,/ sabiendo que ando cautivo, sabiendo que yaces libre!/ ¡Vistosa y perra suerte!/ ¡César Vallejo, te odio con ternura!”. Después, claro, lo amaremos más y definitivamente. </span></p><p><span style="font-family: arial;">El Mapa Literario de César Vallejo en Trujillo es muy importante no solo porque reconstruye la trayectoria vital, documentada digamos, del poeta en la ciudad, en la que estudió, enseñó, se quiso matar por una mujer, padeció discriminación, recibió malas y buenas noticias y sufrió enormes estrecheces económicas, sino también porque resucita su amor-odio con este lugar al que amó profundamente sin casi nombrarlo. Asimismo, es importante porque le ofrece al Perú, y particularmente a los trujillanos, la oportunidad de reivindicarse con el poeta genial al que alguna vez unos malvados quisieron cortarle a mansalva la cabellera que lo distinguía como el genio que fue toda la vida.</span></p><p><span style="font-family: arial;"><br /></span></p><p><br /></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-84621419656514064832022-10-16T12:08:00.002-07:002022-10-17T07:09:11.793-07:00<p> </p><h2 style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhib3qD8oM50RV2-LCevlbDfBKioq3NdNKDE-swTPQj_cz2GOKKWXZtRuJo6zRv04Mr21wCeK9GP5R8-PKAtAEvckY_tXtaaSAkXQE7h_YVW0FicT1UZX60f0GcfNI9TlxpNUNOytkXvuBeW26ArvapbalOaZnaDzi_d0dc0s4jaLdCTxQMdNM/s959/20221016-TR01_resized%20(1)-p%C3%A1ginas-38%20(2).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="959" data-original-width="878" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhib3qD8oM50RV2-LCevlbDfBKioq3NdNKDE-swTPQj_cz2GOKKWXZtRuJo6zRv04Mr21wCeK9GP5R8-PKAtAEvckY_tXtaaSAkXQE7h_YVW0FicT1UZX60f0GcfNI9TlxpNUNOytkXvuBeW26ArvapbalOaZnaDzi_d0dc0s4jaLdCTxQMdNM/s320/20221016-TR01_resized%20(1)-p%C3%A1ginas-38%20(2).jpg" width="293" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La ‘cosa que
circula’ y nos refleja</span></span></b></div></span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Ocho brillantes ensayos escritos por
Mateo Díaz Choza colocan sobre la mesa de discusión cuál es el lugar de lo
poesía en nuestra sociedad y de qué manera esta ‘cosa que circula’ —Oscar Malca
dixit—— se nutre de nuestras complejidades, contradicciones y utopías y,
finalmente, nos refleja como país.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En una época en que la crítica parece
haberse apartado de la vida pública y confinado en la rigidez académica y en la
que el periodismo cultural prácticamente ha desaparecido, un libro como <i>El
poema es una cosa que circula. 8 ensayos para discutir la producción poética en
el Perú</i> de Mateo Díaz Choza viene a iluminar ciertas zonas oscuras y a
poner los puntos sobre las íes en algunos temas cruciales de nuestra tradición
poética.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El título del libro actualiza una
frase de Oscar Malca pronunciada en 1983 durante un conversatorio sobre poesía
peruana organizada por la revista <i>Hueso Húmero</i>: «Ya me parece ridículo
seguir repitiendo que la poesía sirve para revolución y las masas populares; la
poesía no sirve, <i>es una cosa que circula</i>, que se impregna de lo que está
en los círculos sociales, las contradicciones políticas, pero no interviene, no
tiene ningún papel», dijo Malca.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La frase aludida encaja, por
supuesto, con el objetivo del autor:<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>estudiar al poema, a la poesía, no como «concepto y abstracción
institucional», sino como una cosa que, efectivamente, circula; es decir, que
se alimenta de las contradicciones y complejidades sociales y políticas, que no
es estática, que se mueve, que se desplaza por el ancho mundo de lo culto y lo
popular. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;">En el repliegue de la crítica</span></i><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;">, el primer
ensayo, el autor presenta algunas posibles causas del por qué la crítica se ha
apartado de su misión de iluminar la creación y recepción de la poesía: la
tendencia de las escuelas de Literatura (las dos o tres que existen) a
centrarse en lo académico-teórico y apartarse de lo estético-retórico, de modo
tal que se considere, en algunos casos, que es preferible `visibilizar`
problemas sociales (la violencia, la situación de la mujer, etc. ) antes que el
análisis de los mecanismos de creación o composición de un texto literario
—cuando debieran importar los dos enfoques—;el trastocamiento del lugar de la literatura
en la sociedad motivado por el poder de la tecnología de la información, lo
cual ha replanteado el objeto de estudio de la crítica: del análisis literario
se ha pasado al análisis discursivo. Una consecuencia de esto es que la crítica
ha renunciado a su rol y ha entregado su objeto de estudio al mercado,
volviéndose de este modo una espectadora pasiva. Otra es que «los recuentos de
fin de año se hayan convertido en listas en las que solo importa la mención, mas
no la lectura […] prefiriendo siempre lo cuantitativo (los <i>rankings</i>, las
absurdas ‘calificaciones’) a lo cualitativo».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En el segundo ensayo, <i>La paradoja
del Copé</i>, Díaz Choza se pregunta por qué siendo este premio el certamen
literario más importante del Perú sus ganadores son unos completos desconocidos
y sus libros nadie los lee. ¿A qué se debe esta paradoja? Son varias las
posibles respuestas, pero todas se subsumen «en el modo en que hacen las cosas
en el campo cultural peruano». Para empezar, los libros ganadores tienen una
pésima edición y distribución, están ausentes en los espacios públicos donde
debieran ‘circular’ libremente como ferias y librerías comerciales e
independientes. A esto se añade que, debido a lo anterior, los libros carecen
de reseñas y comentarios críticos con lo cual se reduce drásticamente su
repercusión, máxime si se trata de un poeta de provincias sin vínculos con
críticos y medios limeños. También juega en contra, agrega el autor, el
‘carácter oficial’ del concurso. Que sea estatal le resta independencia en
cuanto a la conformación de jurados, los cuales tienden a repetirse y de esta
forma se forman tendencias dominantes que «repercuten en una actitud ‘
estratégica’ de los postulantes», quienes ya saben cuál es el público lector al
que se tienen que dirigir. En pocas palabras, los premios como Cope ya no son
más medios tradicionales de validación de un poeta y su obra. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Otro ensayo fundamental es <i>La
anacronía de lo conversacional: notas sobre la formación de la tradición
poética peruana</i> en el que analiza las visiones contrapuestas de Luis
Fernando Chueca y José Carlos Yrigoyen. Para el primero, dice Díaz Choza,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«[…] durante los 90 el campo poético peruano
se fragmenta para romper con la “hegemonía de la conversacional” y así
favorecer la aparición de estéticas diferentes», mientras que para el segundo
“[…] a partir de los años 60, el grueso de la poesía peruana <i>relevante</i> sigue
la línea de lo conversacional […] aquella deudora del ‘británico modo’ y del
influjo de T.S. Eliot, Ezra Pound y la poesía anglosajona del siglo XX». El
ensayista opta por la segunda visión, pues considera que el canon literario no
es estático ni se repite, sino que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«se
reformula a partir de las tensiones del presente»<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En los ensayos restantes, <i>El poeta
académico</i>, <i>Montalbetti, Morales Saravia y la carta robada: un debate
invisible</i>; <i>¿Cuál es el lugar del
poema?, Poesía y política en el Perú [1963-2019], Otras migraciones</i> y <i>Heraud
después de Heraud o el problema del heroísmo</i>, Díaz Choza amplía el problema
de la producción y circulación de la creación poética, así como explora en
profundidad la poesía peruana como una cosa que circula y, por momentos, parece
un espejo de nuestra sociedad.</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: Helvetica;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-58355262627205604532022-10-16T11:53:00.004-07:002022-10-16T11:53:36.120-07:00<p> </p><h2 style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg64vUMIT5BwPySFxxWw1hdHMRNWmNxEJYjTOYSQfXPueh5lCq2NUCzpTwhTYWi6HU_YhOdAxxZEfFTv-cNzX9hO_Zcntg0h9vm9npIjfUdrfpKvl3ZWY3MbFyPAH7NawQLQltBw1cMBFJ00j0-VOoTrwoxkRZRo5XhfCmf8QhKtfamhg9RJSM/s540/310082938_10159366568354613_2654319165951379625_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="519" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg64vUMIT5BwPySFxxWw1hdHMRNWmNxEJYjTOYSQfXPueh5lCq2NUCzpTwhTYWi6HU_YhOdAxxZEfFTv-cNzX9hO_Zcntg0h9vm9npIjfUdrfpKvl3ZWY3MbFyPAH7NawQLQltBw1cMBFJ00j0-VOoTrwoxkRZRo5XhfCmf8QhKtfamhg9RJSM/s320/310082938_10159366568354613_2654319165951379625_n.jpg" width="308" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El Nobel
literario</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El Premio Nobel se otorga cada año
una a un puñado de disciplinas del conocimiento, pero ninguno tiene la
repercusión afectiva y las expectativas que genera el de de Literatura. Quizás
—tratándose de escritores conocidos y queridos— porque la imaginación y no la
exactitud expresan mejor el anhelo de un mundo mejor o más conveniente a los
intereses humanos. <o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Pese a las discusiones que provoca,
al malestar de unos y a la satisfacción de otros, a la incredulidad de
extremistas y al optimismo exagerado los apasionados, el premio Nobel sigue
teniendo el aura mítica con que nació. Al menos, el de Literatura. Hay también
premios para otras cinco disciplinas del conocimiento, pero ninguna tiene la
expectativa del que corresponde a Literatura.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Y esto ocurre no porque las letras
tengan más importancia que las ciencias exactas, <a name="_Hlk115946475">sino
tal vez porque las primeras expresan mejor el anhelo humano y mueven grandes
pasiones alrededor de ellas</a>. En 1982, el notable físico Kenneth Geddes
Wilson y el brillante economista George Joseph Stigler, ambos norteamericanos,
obtuvieron el Premio Nobel en sus respectivas disciplinas, pero ninguno tuvo la
repercusión afectiva que provocó el que le dieron a Gabriel García Márquez. Y
así es más o menos cada año que se otorga el galardón.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Los premios Nobel de Literatura han
sido creados para que se otorguen cada año a los escritores que más «han
contribuido a la humanidad». No sé si todos los más de cien ganadores del
premio hayan sido tan cooperadores con la especie humana, lo cierto es que los
premios nunca han recibido una aprobación unánime de la comunidad de escritores
del mundo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div style="text-align: left;"><span style="background-color: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La lista oficial de ganadores tiene
siempre tres listas paralelas: la de los buenos escritores más o menos
conocidos que no lo han ganado hasta ahora; la de los que no lo ganarán nunca
porque no son ‘ ideológicamente nobelables’ o simplemente ya se murieron; y la
de los buenos escritores por completo desconocidos. Lo normal es que los
miembros provisionales de la primera salten a la nómina de ganadores en algún
momento de su vida, como sucedió con José Saramago, candidato por años al
premio. A veces, sin embargo, los desconocidos saltan con garrocha la valla o
se cuelan por los intersticios de la Academia Sueca y nos hacen gozar con la
calidad de su literatura. Gao Xingjian y V. S. Naipaul, por ejemplo.</span></span></div><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;"><div style="text-align: left;"><span style="background-color: white;">La lista de los que no lo ganarán nunca estuvo
encabezada durante mucho tiempo por Jorge Luis Borges, quien tras la
imposibilidad de que el premio hiciera justicia a su literatura decidió
aceptar, con sorna e imaginación, el ‘Nobel honorario’ de sus lectores. Georgie
decía siempre que los suecos tenían razón y que no podían dárselo a un ‘chapucero’.
En realidad, el Nobel vuelve visibles a los desconocidos, célebres y famosos a
los ‘nobelables’ y perdurables y ‘eternos’ a los que merecieron ganarlo alguna
vez. Por supuesto, nunca la lista de ganadores tendrá la aceptación total del
gran público.</span></div>
</span></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;">En la siguiente lista de algunos ganadores,
se insertan algunos de los argumentos esgrimidos por la Academia Sueca para
otorgar los premios: «por sus parábolas sustentadas por la imaginación,
compasión e ironía, las cuales nos permiten aprehender continuamente una
realidad elusiva» (José Saramago); «por su oscuro retrato de la faz olvidada de
la historia» (Gunter Grass); «por su obra literaria de validez universal, aguda
y de ingenuidad lingüística, la cual ha abierto nuevas vías para el drama y la
novela china» (Gao Xingjian); «por haber unido una narrativa perceptiva y una
incorruptible búsqueda en trabajos que nos impulsan a ver la presencia de
historias ocultas» (V. S. Naipaul); «por su apoyo a la experiencia frágil del
individuo frente a la arbitrariedad bárbara de la historia» (Imre Kertesz); «por
sus múltiples retratos de la implicación y el desconcierto del outsider en la
sociedad sudafricana» (J.M. Coetzee); «por el flujo musical de voces y
contravoces en sus novelas y obras de teatro, que con un extraordinario
entusiasmo lingüístico revelan el absurdo de los clichés sociales y su
subyugante poder» (Elfriede Jelinek); y «por descubrir el precipicio que
subyace en las diarias cuestiones cotidianas y fuerza la entrada a los cuartos
cerrados de la opresión» (Harold Pinter); «por su cartografía de las
estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta
y la derrota individual» (M. Vargas Llosa);</span> <span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;">«por haber creado nuevas expresiones
poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana» (Bob Dylan); con
este último argumento y premio, la Academia Sueca intentó ponerse a la altura y
desafíos de los nuevos tiempos; es decir, intentó reconocer que las fronteras
entre los géneros literarios ya no eran los mismos y que, en cierta forma, las
letras de las canciones podrían tener la misma categoría que los versos de un
poema. Por supuesto, esto no fue visto por los puristas y hasta ahora sigue la
discusión.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Hace unos días, La Academia Sueca
concedió el Premio Nobel de Literatura a Annie Ernaux<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«por el coraje y la agudeza clínica con la
que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la
memoria personal».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esta autora, de quien
confieso no haber leído nada, tiene 82 años, ha ganado el premio
Formentor,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>muchos de sus libros no están
traducidos al español, ha hecho una carrera como académica y, sobre todo, ha
confirmado el carácter inesperado del Nobel.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333; line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-76155287318235963832022-10-16T11:51:00.003-07:002022-10-16T11:51:13.516-07:00<p> </p><h2 style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2h7deMUcQsZRwNgsXhNP3CoFU7P_-TPbST4J6y0Cfw3AmV-dpb_9Nnn8p1IJDkVnPQ59STYpVaemaAKWizdHPbRCBGmPXbX3J447BkPTx1Tq3dPyNAqOGSOY2WimiSfBDs7IVKPyB5-00RjQ0gBcyDoVoKiu0vhX5v4FfkU8RIpmwduOM4Uc/s1140/309142634_10159356010289613_5790147464432473039_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1140" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2h7deMUcQsZRwNgsXhNP3CoFU7P_-TPbST4J6y0Cfw3AmV-dpb_9Nnn8p1IJDkVnPQ59STYpVaemaAKWizdHPbRCBGmPXbX3J447BkPTx1Tq3dPyNAqOGSOY2WimiSfBDs7IVKPyB5-00RjQ0gBcyDoVoKiu0vhX5v4FfkU8RIpmwduOM4Uc/s320/309142634_10159356010289613_5790147464432473039_n.jpg" width="303" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Breviario de una
pasión</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">Este es un
breve recuento conceptual y testimonial sobre el periodismo, un oficio que he
ejercido de manera regular desde hace casi cuarenta años. ¿De qué se trata este
oficio? ¿De una pasión, de una vocación, de un asunto moral? Difícil saberlo a
ciencia cierta. La verdad es que todo esto y nada a la vez. </span></b><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;">S<b>e llega a él como jugando y luego uno ya no
quiere marcharse nunca. </b></span><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">No hay manual o
decálogo para ser buen periodista, sin embargo, según M.A. Bastenier, se necesitan
cuando menos algunas condiciones para que el oficio llegue a ser una profesión
(reverenciar el lenguaje, automatizar el rigor informativo, servir a la verdad,
por ejemplo). Aunque es casi un consenso que el periodismo no se estudia sino
se aprende y que se trata de un oficio más que una profesión, siempre es
fundamental aprender de las lecciones de los maestros<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En el periodismo se
escribe bajo la presión de la inmediatez y bajo el influjo del deber que
pregona Alberto Salcedo Ramos: «Puedes escribir sobre lo que quieras: un
asaltante de caminos, las enaguas de tu abuela, el escolta del presidente, la
caspa de Tarzán, lo triste, lo folclórico, lo trágico, el frío, el calor, la
levadura del pan francés o la máquina de afeitar de Einstein. Pero por favor no
aburras al lector». No aburrir al lector. Menuda tarea. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Antaño el periodismo
era un oficio, una experiencia que se asumía y ya, ahora los periodistas tienen
licenciaturas, maestrías y doctorados, pero la verdad es que esto es solo la
cáscara de la profesión. El periodismo es, antes que nada, como dice el
cronista Jorge Carrión, una mirada hacia el mundo, un modo de elaborarlo
narrativamente, un método de trasmitirlo a quienes están deseosos de saber lo
que sucede a su alrededor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Cada cambio más o
menos profundo del periodismo escrito ha sido llamado "nuevo
periodismo". El último de ellos corresponde al periodismo literario o
narrativo. El principal desafío del periodismo escrito hoy no es cómo
contrarrestar la arremetida de la televisión o Internet como negocios
paralelos, sino cómo contar la historia que los lectores ya han visto el mismo
día en imágenes vivas o estáticas. En otras palabras, cómo seducir a un lector
arisco cuya media de atención en un medio electrónico es menor, mucho menor,
que en un medio impreso.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;">¿Dónde reside la
pasión por el periodismo? ¿En su cercanía con la literatura,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en la atracción por el abismo de la hora de
cierre o en su profunda ligazón con la belleza del lenguaje?</span><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">
</span><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;">Existen muchas cosas en común entre los dos; por ejemplo, las técnicas y
procedimientos narrativos. Un periodista, tanto como un cuentista o novelista,
está obligado a dominar las técnicas narrativas y todos los recursos dirigidos
a mantener el interés del lector (el dato escondido, las mudas, las cajas
chinas, etc.). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Pero así como existen
elementos que unen periodismo y literatura, hay otros que los separan. La
realidad es uno de ellos. Mientras un escritor tiene la libertad para convertir
a esta en una ficción, ya sea exagerándolo, disfrazándola, volviéndola un
infierno o un paraíso o alterándola en general sin ningún límite ―salvo la
verosimilitud― el periodista tiene que ser rigurosamente fiel a ella, porque no
puede cambiarla o tergiversarla sin que esto implique una grave alteración de
la verdad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Savater enfatiza en
el carácter de servidor público que tiene un articulista y, por lo mismo, en el
rol didáctico o lúdico de sus textos. «Un buen escritor de artículos es un
acelerador de partículas imaginativas y racionales, lo cual excluye el mero
capricho autocomplaciente», añade. Yo estoy de acuerdo con lo primero: con el
carácter de servicio público ―hoy tan olvidado― que tiene el periodismo. Sin
embargo, no creo que un hombre de prensa esté libre de la tentación narcisista
y menos que cumpla a cabalidad con las obligaciones morales y legales de la
comunidad.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El periodismo de hoy
necesita, como en el siglo XIX o en los años 60 del siglo XX, que sus
herramientas periodísticas, procedimientos narrativos y recursos den otra vez
un vuelco de 360°. Debe captar —o entender, comprender o sintonizar, no sé cuál
sea el verbo indicado— la revolución sociocultural que vive el mundo en estos
tiempos de pandemia. El periodismo narrativo, su más notable expresión, debe
indicarnos en principio el camino.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">***<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El periodismo tiene
una profunda ligazón con el lenguaje, con la belleza del lenguaje mejor dicho Y
esto es seguramente una de las cosas más hermosas de este oficio o profesión.
La manía de escribir cada semana se explica en buena cuenta con la necesidad de
alcanzar la belleza de las palabras y las ideas. Lo estético en el periodismo
se refiere al uso correcto de la lengua, aspiración tan vieja como el oficio
mismo de informar. Este uso consiste en dos cosas: conocer y aplicar las normas
gramaticales del español y practicar un estilo bello, claro, conciso, preciso,
breve y fluido que, además, sea fácilmente entendible por el lector.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">****<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El periodismo es un
ímpetu lo más parecido a un placer traidor. Mina en silencio la salud. Ataca a
traición. Clava el puñal con disimulo. Mientras el redactor escribe a la
volada, el editor mutila a mil por hora los textos y el director grita el
advenimiento de la hora de cierre.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-26857168113608964872022-10-16T11:48:00.003-07:002022-10-16T11:48:28.455-07:00<p> </p><h2 style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUd7xZ5ZZ7DZyGxA-veb3gHnEuYDzKCVzuWAUF-bFJCrlfjM4_spKhvSRSr4tgCOvopXYX_SNPigxKNK2zmWO0jFZbR6VeNOmgMkshnxexrCYfm9l3S7W1HANcpagS6jRTMTfB7JlZafGMaEb4BRyZxD1AgO2oytzhE0yy0fywQKzqx45AQB0/s537/307851929_10159346302489613_5780036337902997541_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="537" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUd7xZ5ZZ7DZyGxA-veb3gHnEuYDzKCVzuWAUF-bFJCrlfjM4_spKhvSRSr4tgCOvopXYX_SNPigxKNK2zmWO0jFZbR6VeNOmgMkshnxexrCYfm9l3S7W1HANcpagS6jRTMTfB7JlZafGMaEb4BRyZxD1AgO2oytzhE0yy0fywQKzqx45AQB0/s320/307851929_10159346302489613_5780036337902997541_n.jpg" width="313" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Sin
puntuación y sin piedad</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Descubierta
en un concurso de novela, cuando contaba con 85 años y había escrito decenas de
libros que nadie había leído, la novelista argentina Aurora Venturini dio un
vuelco en su destino literario y nos legó una novelística original, de personajes
periféricos y deformes, de narradores que cuestionan la utilidad de la sintaxis
y de dramas humanos expuestos sin piedad ante nuestros ojos.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">En el poema <i>Triolet</i>, Manuel González Prada escribió:
«</span><span style="background: white; color: #222222; line-height: 107%;">Los bienes y las
glorias de la vida/o nunca vienen o nos llegan tarde./Lucen de cerca, pasan de
corrida, los bienes y las glorias de la vida». El texto expresa una verdad que
ignora las excepciones: que a algunos esos <a name="_Hlk114736851">‘bienes’ y
‘glorias’ </a>sí les llegan temprano.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background: white; color: #222222; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La novelista argentina Aurora Venturini
(1921-2015) vivió y escribió mucho, pero esos ‘bienes’ y ‘glorias’ de los que
habla González Prada le llegaron cuando frisaba los 85 años; es decir, tarde. El
4 de diciembre del 2007 ganó el Premio de Novela de <i>Página/12</i> y Banco
Provincia con una novela rara, muy original: <i>Las primas</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #222222; line-height: 107%;">En la historia universal de la literatura
abundan los casos de los ‘bienes’ y ‘glorias’ que no llegan nunca o llegan post
mortem. Cito al desgaire y en desorden a algunos autores afectadas por esta
tardanza del sino literario: Franz Kafka, Edgar Allan Poe, Stieg Larson, César Vallejo,
</span><span style="color: #202124; line-height: 107%;">Emily Dickinson,</span><span style="color: black; line-height: 107%;"> Herman Melville, Miguel de Cervantes, Roberto
Bolaño, entre otros. No sé si esta hubiera sido la suerte de Aurora Venturini,
pero ocurrió que ganó el premio mencionado y su vida dio un giro de 360 grados.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿Quién era un día antes de ganar el premio Aurora
Venturini? Era alguien con una trayectoria intensa, pero opaca: había trabajado
con Eva Perón, había conocido a la intelectualidad que reinaba en el París de
los 50 y 60 (Jean-Paule Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Eugène
Ionesco y Juliette Gréco); había sido amiga de Jorge Luis Borges, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de Victoria Ocampo, de Alejandra Pizarnik; y,
sobre todo, había escrito más 40 libros, casi todos, por no decir todos,
desconocidos por los grandes lectores. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">A los 86 años era un personaje literario, inesperado,
como salido de una película antigua. Cuenta Mariana Enríquez que apareció «en
la ceremonia de entrega con una actitud punk, su cuerpo delgado, su cara
insólita, con el gesto entre la burla y el candor —más allá del filo maldito de
los ojos pequeños, oscuros, escrutadores—, y dijo: “Por fin un jurado
honesto”».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Nadie podía imaginar que detrás de esa figura había
una grafómana compulsiva. No era, como pensaban algunos miembros del jurado,
que se trataba de «la invención de una vieja loca de La Plata, de una joven
neurótica, la broma inteligente de una estudiante de Letras», cuenta Liliana
Vela, heredera de la autora y uno de los miembros del jurado que la premió. No,
se trataba de una escritora que estaba esperando su momento, el momento, para
ser ella misma. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Tras ganar el premio, quiso regalarle el monto
obtenido a Liliana Viola, pero como no lo consiguió la convirtió en su albacea:
«Porque ese llamado [que le informó que era la ganadora del concurso] que me
hiciste aquella tarde me dio la felicidad que había estado buscando toda mi
vida».<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En esta expresión está contenido
todo: su pasión por la escritura, su paciencia ante la adversidad, su actitud ante
la recompensa y su amor y agradecimiento a la literatura. Lo decía una mujer
más bien hosca y hasta cierto punto antisocial.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿Qué premió el jurado? ¿Por qué la novela <i>Las
primas</i> se impuso a las demás? Luego del desconcierto y la incertidumbre
inicial, al parecer la duda es lo que asaltó al jurado. No cabía otra actitud
ante un libro en el que se trasgredía la puntuación y se narraba con un total
desparpajo. «La novela era genial? ¿Era acaso el riesgo del texto, era la
excentricidad, era la sensación de que no se publicaba nada que se le
pareciera, era la voz venida de un lugar desconocido?», dice Mariana Enríquez
en el prólogo de la novela.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La sintaxis extrema e irreverente de <i>Las primas</i>
se corresponde con un relato original y muy chocante de una familia aquejada
por la minusvalía y la deformidad, en la que destaca una chica (Yuna Riglos)
que es pintora y que, gracias a su arte, llega a tener un éxito inusitado. Es
ella la que narra la historia en primera persona y la que, en cierto modo, cuestiona
la utilidad del lenguaje con su actitud ambigua frente a este: le sirve para
organizar su pensamiento, aunque limita su capacidad para hacerse entender.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Lo que llama poderosamente la atención es, como dice
Mariana Enríquez, «la brutalidad de la exposición de las miserias de los
personajes, la inusitada falta de piedad para describir a una familia». En
efecto. Nunca había leído una novela en la que la anormalidad fuera tratada con
tan poca piedad y, dicho sea de paso, con tanta sinceridad, con tanta que a
veces provoca miedo y tristeza. Los personajes son seres ‘monstruosos’,
deformes, incapacitados física y psicológicamente y, sin embargo, pese a no ser
comunes o anormales, viven una vida corriente, como la viven los demás, solo
que con otro tipo de minusvalías, más disimuladas digamos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="color: black; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Tras <i>Las primas</i> , ahora leo <i>Las amigas</i>,
una novela en la que reaparece Yula Riglos y en la que Aurora Venturini
confirma que el jurado que la ‘descubrió’ en el concurso no se equivocó con
ella. Se trata de una de las novelistas más originales y desconcertantes de los
últimos tiempos.</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: black; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-56275731638254449662022-10-16T11:43:00.001-07:002022-10-16T11:43:02.668-07:00<p> </p><h2 style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_PGn6HFxBTRCCpXYn-2WUb2eBA9fRyeB0XwJLiGpwac4wKAJf6OSZSepFEwl-Ty-459ZXS0X4n0Y9HraktfFOTpmnzFJPGN--w_uVmCB1SokAtdwBrZ2v27ybooVZgH7uqxkFH14kZKx0y3mUsY23GxKxbcIzGtHM2225W9jbuBl-DBccXck/s571/306392957_10159325282534613_7464796953547762085_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="571" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_PGn6HFxBTRCCpXYn-2WUb2eBA9fRyeB0XwJLiGpwac4wKAJf6OSZSepFEwl-Ty-459ZXS0X4n0Y9HraktfFOTpmnzFJPGN--w_uVmCB1SokAtdwBrZ2v27ybooVZgH7uqxkFH14kZKx0y3mUsY23GxKxbcIzGtHM2225W9jbuBl-DBccXck/s320/306392957_10159325282534613_7464796953547762085_n.jpg" width="295" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Selva física y emocional</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿Qué es la
Amazonía? ¿Un vasto mundo físico y desmesurado? ¿Una emoción desbocada que
hechiza, que nos engulle en su belleza? ¿Un recuerdo poético, una fantasía
perdida? Para Alfredo Pérez Alencart es todo y nada a la vez. Con su libro <i>Selva
que cabe en el tamaño de mi corazón, </i>dice Alfonso Ortega Carmona, “no
sentimos como introducidos en la fragua de la esencia de las cosas”.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Tras la
lectura de un libro, los lectores manifestamos nuestros júbilos y emociones
mediante inferencias, comentarios y opiniones a otros lectores. Creemos,
ilusamente, que lo que hemos descubierto por nosotros mismos puede tocar
también el corazón de nuestros interlocutores ocasionales.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La escritura
y la lectura de un libro son actos profundamente personales e íntimos que, sin embargo,
se deben comunicar a los demás por una razón ética: porque la belleza, o el
encuentro con la belleza, nos devuelve a la condición humana . Y el arte, la
poesía quiero decir, es, en principio, un mediador formidable para reencontrarnos
con esa condición que a veces, de tanto verla, pasa inadvertida.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Confieso que
no había leído antes la poesía de Alfredo Pérez Alencart; nada de nada. Sin
embargo, creo que esto tiene una ventaja: leer sin condicionamientos ni
prejuicios tus poemas. Y, sobre todo, leerlos previamente seleccionados por él
bajo la idea de que la selva, tan gigantesca y misteriosa como es, pudiera
amoldarse al espacio de ese territorio simbólico, estrecho y finito que es el
corazón de un autor.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">Alguien
podría acusarme de ser un lector impresionista,</span><span style="background: white; color: #202122; line-height: 107%;"> un lector que
privilegia las sensaciones y deja de lado las dimensiones intelectuales y
reflexivas de la literatura.</span><span style="line-height: 107%;"> <span lang="ES-PE"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aunque no es cierto, prefería que lo sigan
creyendo. La verdad es que, como dice Alfonso Ortega Carmona en la contratapa
de su libro, la poesía de Pérez Alencart tiene un impulso especial de
representación plástica —yo añadiría emocional también— que debe ser conocida y
divulgada a partir de estos condicionantes emocionales.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿De qué otra manera el universo amazónico,
desbordado y desbordante, podría ser poetizado? ¿Puede un lector en medio de la
avalancha de sensaciones que convocan la flora, la fauna, los ríos, los vientos
y las fuerzas naturales mantenerse incólume ante tu poesía?<o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Una cosa es
la selva física y otra la emocional, aunque ambas estén conectadas. En su poesía
convergen ambas de un modo peculiar Una, es asumida como el espacio nutricio,
como la geografía maravillosa que, no obstante, gracias a la codicia de los
enemigos de la naturaleza, está siempre amenazada. Pero no se trata de una
visión ideológica, sino poética: talar los árboles y envenenar los ríos es
matar la belleza de lo que no es solo físico; es matar al hombre mismo. El
poema <i>No dejarán cazar a son Luis Sanihue</i> es muy representativo: “No
dejaron cazar a don Luis Sanihue/ en el territorio que conmemoraba/ sus
latidos.// […] No lo dejaron entrar. /No quisieran que buscara comida./ […] El mundo
está al revés, se dijo./ Colgó arco y flechas/ y se dejó morir de hambre”.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Y la otra
selva es la que llevas en su corazón, en su ADN, en sus recuerdos. Es la selva
de la vida cotidiana, de los personajes pueblerinos, de los familiares y amigos
que lo acogen cada vez que vuelve, de los pájaros, las plantas y lo alimentos
que lo reconocen y reconoce. Hay dos poemas muy buenos atravesados por este
enfoque temprano, y digo temprano porque están presentes en el primer libro, <i>Madre
selva</i>, del 2002. “[…] Es de rigor volver/ con el asombro jubiloso/ de la
infancia./ Las palabras endebles se sostienen con tamishi./ Las palabras
reumáticas se curan con ishanga colorada./ Las palabras famélicas se alimentan
con tacacho./ Las palabras ebrias se maceran con chuchuhuasi. / Las palabras se
expresan con cautela: /podrían parecer el anverso de lo real; podrían no dejar
germinaciones deseadas. / Lentamente/ me embadurno con la humedad del aire,/
con la dimensión que no se oculta,/ con la tierra caliente que me hunde en
alabanzas/ mientras caigo de rodillas, tal y como caen los viajeros/ extraviados
cuando encuentran un oasis […].” (<i>Soliloquio ante el río Amarumayo</i>). En
este poema, además de la evocación de las bebidas, plantas y comidas sagradas y
ancestrales,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el poeta indaga en torno a
las relaciones entre las palabras y las cosas, entre el lenguaje y la realidad;
un arte poética atravesado sin duda por la ansiedad de expresar la esencia de
las cosas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En otro
poema, <i>Peticiones, </i>uno de los más bellos del libro, el autor se coloca
en el lugar de quien solicita a la madre naturaleza, a la tradición, a las
palabras, a la fuerza poderosa de la amazonia que tu clamor interno se
convierta en poesía, en selva íntima: “Pedí constelación de pájaros/ y en mi
entorno revolotearon picaflores./ Pedí aromas esparcidos en mil962/ y por el
aire se cruzaron parabienes./ Pedí peces, lagunas de orillas gredosas, / y las
aguas aumentaron sus compartimentos./ Pedí familia y copiosas bienvenidas/
fluyeron desde selva adentro. […]Pedí Madre Selva y el mundo fue más leal/ con
los hombres apegados a la tierra./ Pedí puntos cardinales y el horizonte/ se
hizo himno, vigorosas pulsiones […]”.</span><span style="font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="color: black; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-themecolor: text1;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-26124912188708754462022-10-16T11:36:00.005-07:002022-10-16T11:36:51.389-07:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDUmlP-poSbBhTtQSDEPnUmipr38rOxy2vpIZv6Q3I0BKhieu9uzgQ3QiJuR19XwPymj7tbscoKT1PU5Hy3xTx6OL1zRsAn0WzdNWCvBRrfMjOUdwrEOfew4ueuDfggL4oJv-0NTdq0RnjEokbdqvgFvQeG49D_lWfjq3nBceGJ4rlbjo_Q84/s575/294484721_10159244826684613_5190588517290621637_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="575" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDUmlP-poSbBhTtQSDEPnUmipr38rOxy2vpIZv6Q3I0BKhieu9uzgQ3QiJuR19XwPymj7tbscoKT1PU5Hy3xTx6OL1zRsAn0WzdNWCvBRrfMjOUdwrEOfew4ueuDfggL4oJv-0NTdq0RnjEokbdqvgFvQeG49D_lWfjq3nBceGJ4rlbjo_Q84/s320/294484721_10159244826684613_5190588517290621637_n.jpg" width="293" /></a></div><p></p><h2 style="margin-bottom: 12.0pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El mago y los gatos</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Houdini Guerrero (Piura)
es un mago de la palabra. Su libro <i>Amir y el código santo</i>, que acaba de
aparecer bajo el sello piurano Sietevientos, narra la historia de una tribu de
gatos que posee el código santo y secreto que gobierna la vida. El libro da
cuenta, además, de manera sutil, qué hay detrás de ese mundo felino que tanta
seducción ejerce sobre los seres humanos.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">Podrías resumirnos en unas
cuantas líneas la historia de <b>Amir y el código Santo.</b></span></i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Es una historia que se
desarrolla en un barrio popular, específicamente en la casa de La Jefa en donde
una comunidad de gatos vive una serie de aventuras ligadas al amor y al
desamor, a las lealtades y a las traiciones. Son gatos que están en una
permanente búsqueda de algo superior, su deseo de convertirse en puntos
luminosos en el universo los lleva a confrontar el mundo y conectarse de
diversas formas con los humanos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Más allá de la anécdota,
escribir un relato supone encontrar el lenguaje apropiado para darle sentido a
la historia que se cuenta. Tu texto está cargado de sutileza, ironía, misterio,
búsqueda estética y emoción. ¿Cómo has hecho para lograr el equilibrio entre
todos estos elementos?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Es una historia que me ha
costado siete años escribirla; el detonante para concluirla ha sido la pandemia.
Tener tiempo para escribir me permitió adentrarme en los meandros del lenguaje,
en sus vahídos y en sus técnicas. En no solo concentrarme en la historia en sí,
sino buscar el asombro ante la palabra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿Por qué los gatos? ¿Qué
vínculo te une a estos animales considerados por algunos como diabólicos,
dioses o magníficas compañías?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Mi infancia siempre estuvo
acompañada por los gatos. Cuando mi madre murió, tenía treinta y seis gatos. Entonces,
de una u otra manera, siempre han estado allí. Creo que el vínculo mayor ha
sido su mirada. Cuando ellos miran, en realidad no están mirando el cuerpo
exterior de los seres humanos, sino aquello que algunos llaman alma.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿Qué es ‘el código santo’?
¿Qué significado tiene este concepto en tu historia?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">El ‘código santo’ es el
lenguaje con el que se comunican los gatos con los humanos. En la historia
sirve de cordón umbilical para establecer el diálogo entre Amir, el nieto de La
Jefa, quien, además de la casa, ha heredado el dominio del mágico lenguaje, y
Amaretto, el gato que cuenta la historia de los gatos que vivían en la casa de
La Jefa.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Hasta donde conozco, tú
practicas más de un género literario: cuento, poesía, prosa poética y
microrrelatos. ¿Estás de acuerdo con la afirmación de que el género en el que
mejor te mueves es el cuento?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Es lo que yo pienso,
aunque va <i>in crescendo</i> la opinión de mis amigos que debo dedicarme mejor
a la poesía.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Los textos literarios se
construyen también con subtextos, códigos ocultos y discursos paralelos.
¿Cuáles son las ideas o significados que deberíamos leer entre líneas? ¿Hay
algún símil o comparación posible entre la historia que protagoniza Amir y los
seres humanos?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Como tú sabes, todas las
historias están ligadas a otras historias, los escritores solemos dar vueltas a
historias que ya han sido contadas antes. Es difícil conseguir una historia
original o, como decía Borges, solemos hablar en nuestros escritos de los
mismos temas que los antiguos escritores. La historia que protagonizan
Amaretto, la Queta, don Camilo, los mapaches y los demás gatos, podría ser la
historia de los vecinos de cualquier barrio. Dentro del libro cuento la
historia de un felino garras de fuego que hace mérito a la frase 'los gatos son
embajadores de Belcebú', pues este felino era un feroz enemigo de los
habitantes de la casa. De uno en uno les había quitado el ojo izquierdo a los
mininos de La Jefa, conduciéndolos a la muerte, mas su presencia fue un
misterio durante un tiempo prolongado. Así somos también los humanos:
encerramos temores que atribuimos a fuerzas sobrenaturales, mientras que a
veces es una fuerza similar a la nuestra la que nos hace frente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">He leído muchas
narraciones tuyas y he llegado a la conclusión que los temas que más te atraen
o seducen —no digo que sean los únicos— son los fantásticos y, dentro de ellos,
los que tienen como protagonistas a animales y a seres humanos dotados de una
especial relación con el mundo sobrenatural.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>¿Es así?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Sí, lo fantástico me
persigue siempre hasta en la hora de comer. Ja, ja, ja.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Otro de las
características de tus relatos es el uso de un lenguaje muy próximo a la
poesía, por no decir poético. ¿Qué escritores consideras como modelos de
escritura en este sentido?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Definitivamente considero
a Juan José Arreola, Cortázar, Giorgio Manganelli y Eleodoro Vargas Vicuña.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">¿De dónde proviene la
ironía, la sutileza humorística de tus textos?<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Quizá de mi timidez que me
hace ser muy expresivo a veces.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En el cuento <b>El gato</b>
de Ian McEwan, un gato viejo y un niño intercambian sus cuerpos físicos y
conservan su mundo interno. El libro es una especie de ejercicio de cómo es vivir
y pensar dentro de un espacio biológico ajeno. No sé si paras escribir este
cuento has imaginado meterte en la piel de un minino. Lo digo por la
verosimilitud con que narras la vida de Amir y los demás felinos.<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Desde niño me ha gustado
observar a los gatos, sé cuando están alegres, cuando están tensos, cuando el
nerviosismo les gana y cuando sucumben a la tristeza. Siempre he querido tener
un gato de color rojo y esta historia me ha permitido tenerlo, aunque sea de
mentiritas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoListParagraph" style="margin-bottom: 12pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-50266038573107750082022-10-16T11:34:00.002-07:002022-10-16T11:34:28.269-07:00<h2 style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgT9JsShKwXJLsjnRXSo1DDbSJ-lHyl9MITuKNlM_eM26iknW_T_wxc_q45no7G_bKcDkVefpFCiN8EfzTXzcZzNYvAwLosOgesYn2i3nMOGMWr18losNTLiQRklqeHZpncoT6aHf--2FjECixX0BEpWiquZPxuF1nGW2ap3G_90BEYv1Rb_g/s1080/293195322_10159235041889613_1671992982833646042_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgT9JsShKwXJLsjnRXSo1DDbSJ-lHyl9MITuKNlM_eM26iknW_T_wxc_q45no7G_bKcDkVefpFCiN8EfzTXzcZzNYvAwLosOgesYn2i3nMOGMWr18losNTLiQRklqeHZpncoT6aHf--2FjECixX0BEpWiquZPxuF1nGW2ap3G_90BEYv1Rb_g/s320/293195322_10159235041889613_1671992982833646042_n.jpg" width="320" /></a></div>Las querencias literarias de Borges</h2>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="font-family: arial;">Sobre Jorge Luis Borges se ha escrito hasta el hartazgo, pero nunca nadie
había indagado con tan acuciosidad y agudeza sobre el origen de los temas y los
mecanismos narrativos que él empleó en la escritura de sus cuentos. El último
libro de Efraín Kristal ofrece resultados magníficos sobre estos temas.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">La grandeza de Jorge Luis Borges como escritor reside en buena cuenta en
sus los mecanismos narrativos que implementó en sus textos y en las fuentes de
las que se valió para desarrollar los temas de sus narraciones. Una de esas
fuentes el conocimiento de otras lenguas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Borges vivió en su infancia y adolescencia un fenómeno lingüístico personal
muy singular. Aprendió a leer en inglés antes que en español. Este dualismo
lingüístico le abrió las puertas de una cultura más amplia, más rica y más
compleja. El conocimiento del inglés y otras lenguas le permitió, entre otras
cosas, traducir y con ello conocer en forma directa la literatura de otras
tradiciones no hispánicas. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">La poética de Borges se basa en un principio elemental: que la lectura —y
no la escritura— es la verdadera fuente de la creación. Esta tesis es
desarrollada fundamentalmente en el cuento "Pierre Menard, autor del
Quijote" publicado en 1939. En este texto cuenta la historia de un
escritor francés cuyo propósito es reescribir la obra maestra de Cervantes,
cosa que acomete con energía. Pierre Menard alcanza su objetivo, aunque
descubre que la reescritura es exactamente igual a la escritura original, sólo
que con un sentido distinto. Con ello, Borges se burla de la originalidad de la
obra literaria y prueba que reescribir es simplemente leer. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Otro procedimiento narrativo muy característico de Borges es la utilización
de las enciclopedias, los diccionarios y los libros de historia como temas
literarios, modelos de estilo y prototipos de estructura narrativa. Desde
luego, se trata de una herencia libresca. El declaró todo el tiempo que uno de
sus mayores placeres era leer <st1:personname productid="la Enciclopedia Británica" w:st="on">la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Enciclopedia Británica</i></st1:personname>, que alguna vez adquirió
completa con el dinero ganado en un modesto concurso municipal. De ella
aprendió el arte de la miniatura y la estructura: "Comienza generalmente
un artículo o un cuento resumiendo el asunto; después pasa a un análisis del
tema principal (total o parcialmente) y luego vuelve al punto de partida. La
técnica es como una reducción”, escribió su biógrafo Emir Rodríguez Monegal. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Borges fue esencialmente un narrador de ficciones y, por añadidura, un
escritor de historias fantásticas, género que ensayó con espectacular destreza
junto con Bioy Casares. Para ambos, las ficciones fantásticas son tan antiguas
como el hombre y contienen algunos cuantos argumentos del que parten
variaciones casi infinitas: la aparición de fantasmas, viajes por el tiempo,
realización de deseos, visitas al infierno y otros lugares parecidos, y la
búsqueda de la inmortalidad. Estos argumentos, a su vez, se agrupan en tres
grandes clases: 1) los que necesitan una explicación sobrenatural, 2) los que
tienen una explicación fantástica pero no sobrenatural y 3) los que se pueden
explicar natural y sobrenaturalmente. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">No obstante, sería el propio Jorge Luis Borges quien mejor teorizaría sobre
los procedimientos narrativos fantásticos. Para el escritor argentino existían
cuatro procedimientos que permitían, por un lado, destruir las convenciones de
las ficciones fantásticas realistas y, por otro, hacían las cosas más fáciles a
los seguidores de las ficciones fantásticas. Primero, la inclusión de una obra
de arte dentro de otra obra de arte; segundo, la contaminación de la realidad
por el sueño; tercero, el viaje a través del tiempo; y cuarto, el tema del
doble. Se trata de unos postulados teóricos concebidos a imagen y semejanza de
sus obsesiones personales; y de procedimientos, no de temas, a través de los
cuales se estructura un argumento. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">El libro<i> Querencias. Guerra, traducción y filosofía en Jorge Luis Borges</i>
de Efraín Kristal es estudio concentrado en la gestión de los temas literarios
que obsesionaron el autor de <i>El Aleph</i>. En su ensayo, Kristal descubre, a
través de un rastreo minucioso y bien documentado, que tres fueron las
“querencias” que atravesaron so poética: Las guerras, la traducción y la
filosofía.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">La guerra, o las historias de quienes participaron en ellas, son quizás los
temas más recurrentes de la obra de Borges; la traducción es posiblemente la
mejor entrada que disponemos para comprender los detalles de un proceso de
creación literaria y para apreciar su concepción de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la literatura; y aunque para Borges la
filosofía es una serie de dudas, los muchos y contradictorios sistemas
filosóficos que leyó y estudió con interés y con placer son materia que
aprovechó para crear mundos literarios”, dice Kristal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black;"><span style="font-family: arial;">Para demostrar su tesis, Efraín Cristal analiza desde los primeros hasta
los últimos relatos de Borges y descubre en la mayor parte de ellos cómo, en
qué medida esa trilogía de “querencias” han funcionado como antecedentes,
motivaciones y hasta borradores mentales de sus relatos fantásticos. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: black;">Querencias. Guerra, traducción y filosofía en Jorge Luis Borges </span></i><span style="color: black;">es —o debe ser— uno de
los estudios más agudos y pormenorizados sobre los mecanismos de composición de
Borges. Los lectores fervorosos del escritor argentino se lo agradecemos de
todo corazón.</span></span><span style="color: black; font-family: "Arial",sans-serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-56064950970436690002022-10-16T11:31:00.003-07:002022-10-16T11:31:47.167-07:00<p> </p><h2 style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="color: #333333; line-height: 115%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3ImvA5AAGdghztQaYiNv6LcjI14lQzPWHYJVVGIpmi1_R--DNAAOimACtvkR3qTNCfkJJVFPqRRTu8xPu2Mt_YhuD1vJZYDFJ331vmk-bygX7E8DXfUHhLSgK2ii6RAgECRifL6adUAJqYeqd1jWI48cR1bI4w_GpNN46aQMOTTtzALcI0ZU/s540/296746658_10159273942724613_1581915370206666922_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="503" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3ImvA5AAGdghztQaYiNv6LcjI14lQzPWHYJVVGIpmi1_R--DNAAOimACtvkR3qTNCfkJJVFPqRRTu8xPu2Mt_YhuD1vJZYDFJ331vmk-bygX7E8DXfUHhLSgK2ii6RAgECRifL6adUAJqYeqd1jWI48cR1bI4w_GpNN46aQMOTTtzALcI0ZU/s320/296746658_10159273942724613_1581915370206666922_n.jpg" width="298" /></a></div></span></b><b><span style="color: #333333; line-height: 115%;"><span style="font-family: arial;">Las dos caras
de la primavera</span></span></b></h2><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; color: #333333; line-height: 115%;"><span style="font-family: arial;">El periodista
Omar Aliaga debuta con una novela sorprendente, bien escrita y de grandes
resonancias literarias. En su trama dos historias convergen: por un lado, dos
periodistas que buscan, ilusoriamente, derrotar al mal y dignificar su
profesión; y, por otro, un policía antihéroe que recoge y encarna las fuerzas
ambiguas y contradictorias de la moral ciudadana.</span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">La aparición
de la novela </span><i style="color: #333333;">Los hombres que mataron la primavera</i><span style="color: #333333;"> del periodista Omar
Aliaga me ha suscitado una serie de reflexiones sobre su naturaleza, calidad y
ubicación en el contexto de la novela contemporánea peruana. Para empezar, se
trata de una opera prima que supera todas las expectativas. Uno esperaría,
tratándose de la primera novela que escribe un autor, un texto corto que trata
de controlar sus inseguridades y tantea sus audacias formales, pero lo que
tenemos más bien es un libro de más trescientas páginas, con un hilo narrativo
que, pese a sus reiteraciones, se desenvuelve firmemente a lo largo de una
estructura segmentada pero eficiente.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333; line-height: 115%;">Los hombres
que mataron la primavera</span></i><span style="color: #333333; line-height: 115%;"> es, desde el
punto de vista técnico y estilístico, un thriller policial con grandes
ingredientes de sexo e historias melodramáticas. Pero es también una novela que
juega a la ambigüedad entre realidad y ficción en la medida en que se basa (se
basa, digo) en un hecho real muy conocido y divulgado por los medios de
comunicación y que, inevitablemente, confronta al lector con su imaginario.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #202124; line-height: 115%;">El canon de la novela o el thriller policial manda dos cosas
fundamentales: que haya mucho suspenso o misterio y que contenga una historia
con crímenes de por medio. Por lo general, las novelas de esta naturaleza
suelen tener a un héroe (un periodista, un detective o un curioso que no teme
arriesgar su vida en pos de un objetivo) que devela un crimen o impide que el
mal, la injusticia y la corrupción ganen la batalla. En el libro de Omar Aliaga
hay un héroe y una heroína, así como un antihéroe: dos periodistas románticos
que cree en la verdad y en la dignidad de la profesión, y un coronel de la
policía que presenta dos caras: la del símbolo de la justicia y la lucha contra
el mal, y la del hombre oscuro que lidera un comando paramilitar que ejecuta a
culpables e inocentes por dinero.</span><span style="color: #333333; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="j" style="background: white; line-height: 115%; margin: 0cm; text-align: left;"><span style="color: black; letter-spacing: 0.2pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: arial;">Los periodistas son Mauricio Paz y Candy
Monteverde. Sus fuentes les dicen que detrás del policía héroe hay un hombre que
es una máquina de muerte que la sociedad trujillana hipócrita mira con disimulo.
Ambos, como se lee en la contraportada de la novela, “no solo buscan averiguar
si esas muertes fueron ilegales, sino, sobre todo, saber si la causa de esos
ajusticiamientos obedece al robo de un botín producto de coimas millonarias en
las altas esferas del poder político. En su inmersión descubren, además, innumerables
pistas que los conducen hasta el mundo sórdido del crimen, la justicia corrupta
y la prostitución. Pero Mauricio y Candy no solo investigan la naturaleza de
las muertes, sino que indagan también en las raíces de la relación amorosa que
mantienen, salpicada a su vez de intensidad erótica, baches sentimentales y
traiciones pasajeras. Mientras, por un lado, averiguan quiénes fueron los
hombres que mataron la primavera; por otro, paulatinamente, adquieren la
certeza de los límites y frustraciones que conlleva el amor”.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="j" style="background: white; line-height: 115%; margin: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: black; letter-spacing: 0.2pt; line-height: 115%;">Ahora, cómo y dónde se inscribe en el contexto
de la novela moderna peruana </span><i><span style="color: #333333; line-height: 115%;">Los hombres que mataron la primavera. </span></i><span style="color: #333333; line-height: 115%;">Creo que aparece en un momento en que
el que se vive una especie de auge de este género, lo cual supone la
continuidad de una tradición, pero también la revelación de algunas paradojas: la
escasa resonancia en los medios y la ausencia de una crítica especializada.
Tratándose de una novela de corte policial, este problema es aún mayor. </span><span style="color: black; letter-spacing: 0.2pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La aparición de un grupo<span style="background: white;"> de nuevos novelistas y cuentistas (muchos de
ellos menores de 40 años a los cuales Fernando Ampuero califica como “la más
sorpresiva explosión de talento” en la segunda década del siglo XXI), el
rescate tardío de excelentes escritores de generaciones anteriores y la acogida
de estos autores en grandes y pequeñas editoriales (como Infolectura, el sello
que publica a Aliaga) nos revela que la narración </span>parece gozar de buena
salud en el Perú. El libro de Aliaga se inscribe en esta línea.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #333333;">¿Por qué un género como
la novela es aceptado por la mayoría de los lectores en el Perú? Parte de
la explicación está en lo que ocurrió en el siglo XIX, que es el del esplendor
de la novela realista, la cual se adaptó fácilmente a los desafíos del mundo
moderno y se subió en un dos por tres al tren de la historia; es decir,
satisfizo las ansías de entretenimiento y placer que buscaban los lectores de
aquella época: nada de problematizar la existencia ni buscar el absoluto, como
en el caso de la poesía. Digamos que hoy la novela expresa mejor la complejidad
del mundo moderno y esto es algo que han intuido muy bien los lectores.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333;">Los hombres que mataron la primavera </span></i><span style="color: #333333;">es una novela cuyo valor reside, entre otras cosas, en su lenguaje (los
diálogos no son soporte de lo verosímil, sino que impulsan y le dan los ritmos necesarios
a las diversas historias que se cuentan) y el desarrollo de una trama en la que
se nota el pulso de la prosa precisa, trepidante, periodística en muchos tramos,
pero de grandes virtudes literarias.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-48264723402158436072022-08-14T11:30:00.003-07:002022-08-14T11:30:15.233-07:00<p> </p><h2 style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><i><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwntNTWEYHM5V690C8NJr4ULsgOQfHDTeSWquatnzU_HiPP0wXY4VgH_xAP13NAfM2Dr2aOuEmAY1hF567AMxL_cEGR4kmEPAj88xlVIqmk7T-3UhWt7wJXgcm3nuS85EWUsOaqYe4MB_LkpNA9fZCKIyRhbxrOAOoqFUh9heaPNFQ9kA-0As/s3603/20220814-TR01-22.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3603" data-original-width="3296" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwntNTWEYHM5V690C8NJr4ULsgOQfHDTeSWquatnzU_HiPP0wXY4VgH_xAP13NAfM2Dr2aOuEmAY1hF567AMxL_cEGR4kmEPAj88xlVIqmk7T-3UhWt7wJXgcm3nuS85EWUsOaqYe4MB_LkpNA9fZCKIyRhbxrOAOoqFUh9heaPNFQ9kA-0As/s320/20220814-TR01-22.jpg" width="293" /></a></div></i></b></span><b style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333; line-height: 115%;">Trilce</span></i></b><b style="font-family: arial;"><span style="color: #333333; line-height: 115%;"> al alcance de todos</span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 115%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><b><span style="background: white; color: #333333; line-height: 115%;">A cien años de su aparición, <i>Trilce</i> —considerado como
un libro hermético e incomprensible—, conquista nuevos lectores gracias a la
publicación de libros como <i>Trilce poema por poema </i>(Pesopluma), una
edición comentada de Víctor Vich y Alexandra Hibbett, en la que se ofrece «una
lectura renovada y accesible a los lectores del presente».</span></b><i><span style="color: #333333; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333; line-height: 107%;">Trilce</span></i><span style="color: #333333; line-height: 107%;"> no es solo el libro con el que
Vallejo rompe con el modernismo, renueva su propia poética e inicia la modernidad
literaria peruana, como sostiene Víctor Vich, sino un libro difícil de
asimilar, por no decir comprender.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Y es difícil por una serie de razones que tienen que ver con el autor y con
el lector. Con el primero, porque escribe un libro siguiendo los cauces de su
instinto y genio creativo que lo enfrenta con los límites y las posibilidades
del español. Vallejo, en este sentido,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>opta por fracturar los convencionalismos lingüísticos hasta llegar, por
momentos, a la incomunicación. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;">César Vallejo escribió su libro revolucionario con
sinceridad. Nada en él es artificial o se rige por el puro juego verbal. Es una
creación que responde a una necesidad imperiosa: hacer decir a las palabras lo
que el sentimiento manda; y si el lenguaje se opone, convertir ese lenguaje en
algo propio, manipulable y nuevo, sujeto a la voluntad y a los vaivenes
emotivos del creador. Vallejo escribió <i>Trilce</i> “en difícil”, porque no lo
podía hacer de otra manera.</span><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Y con el lector, porque lo coloca ante un libro que parece estar fuera de
época, escrito con un español extraño en el que el autor combina la coloquial
con los métodos del modernismo; un lenguaje que desconcierta a la mayoría de los
lectores, incluidos los poetas e intelectuales de su generación, salvo algunos cuantos
como Antenor Orrego, José León Barandiarán. Jorge Basadre, Estuardo Núñez y
algunos más.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Conforme han pasado los años y César Vallejo se ha vuelto un poeta
universal ―aunque no necesariamente el más leído, por lo menos en el Perú— una
serie de estudiosos de su obra se han dedicado a escudriñar e interpretar,
desde distintos ángulos, el significado, sentido y trascendencia de los poemas
que componen <i>Trilce</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Todo comienza con el célebre prólogo de <i>Trilce</i> escrito por Antenor
Orrego y los artículos con los que José León Barandiarán defendió en un diario
de Chiclayo, en la época de su aparición, el valor del desconcertante libro. Hay
otras publicaciones posteriores como <b>El escándalo acerca de Vallejo. <i>Trilce
</i>y el diario <i>El Norte</i></b> de Jorge Puccinelli Villanueva y <b>Los
móviles existenciales de <i>Trilce</i></b> de Alfredo José Delgado Bravo que han
esclarecido muchos de los aspectos ocultos del libro: uno, presenta un recuento
detallado de la polémica que generó su aparición en los diarios de Chiclayo; y,
el otro, es un estudio sobre la actitud estético vital y el tratamiento de la
existencia cotidiana en los versos que<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>lo integran.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En 1989 apareció el primer libro que se dedicó de interpretar cada uno de sus
77 poemas: <b>Las palabras de <i>Trilce</i></b> de Marco Martos y Elsa
Villanueva.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En este, gracias a su
«minuciosidad léxica y la profundidad de sus interpretaciones» se iluminaron
gran parte de los temas y significados que mantenían al libro como
‘impenetrable’.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Este año, con motivo de la conmemoración de los cien años del libro
emblemático del poeta de Santiago de Chuco, se han publicado dos libros clave.
El primero es un rescate de <i>Trilce </i>(Revuelta Editores)<i> </i>con los ensayos
introductorios y cometarios de cada uno de los poemas de Mariano Iberico,
Yolanda Westphalen y M. E. Gerbolini. Y el otro es <a name="_Hlk111113525"><i>Trilce
poema por poema</i> </a>(Pesopluma), una edición comentada de <a name="_Hlk111114145">Víctor Vich y Alexandra Hibbet</a>t. Y es a este último al
que me quiero referir.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><i><span style="color: #333333; line-height: 107%;">Trilce poema por poema</span></i><span style="color: #333333; line-height: 107%;">, a
diferencia de los libros citados, no se queda en la interpretación lexicográfica,
filosófica, literaria o lingüística, sino que, como dice Alexis Iparraguirre, consigue
«[…]</span><span style="background: white; color: #050505; line-height: 107%;">referir,
desde la claridad y para lectores no especializados, las escenas que figuran
los poemas, sus acciones, sus reflexiones y, sobre todo, el espectro de
emociones que pulsan, de modo que exponen su vitalidad intensa, una experiencia
a veces difícil incluso para especialistas. Igual de importante: sus
comentarios se fundan en información proveniente del estudio de la
abundantísima bibliografía vallejiana que se consigna al final y de algunos
hallazgos propios de los autores, pero resultan tan bien integrados en una
prosa expositiva transparente, concisa y amable a la vez que el no iniciado no
tiene cómo verse abrumado por ellos -porque no los nota- y el especialista es
capaz de identificarlos y los disfruta y agradece porque son muestra del
notable rigor profesional con que los textos han sido elaborados».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #050505; line-height: 107%;">De modo que los lectores disponen
ahora de abundante material para aproximarse de manera más amable, más
trasparente y certera al universo del libro que cambió la poesía peruana.
Pienso ahora en los innumerables lectores que el libro debe haber perdido por
la carencia de estudios como estos y del poco tino de recomendar lecturas
difíciles sin el acompañamiento de herramientas interpretativas auxiliares. Y
pienso también en los innumerables, nuevos, entusiasmados y leales lectores
que, gracias a los brillante comentarios de </span><span style="color: #333333; line-height: 107%;">Víctor Vich y Alexandra Hibbett, <i>Trilce </i>habrá de conseguir cien años
después de su primera publicación.</span></span><span style="background: white; color: #050505; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: "Segoe UI Historic";"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; color: #050505; font-family: "Segoe UI Historic",sans-serif; font-size: 11.5pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; line-height: 107%; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-16818131031498620372022-06-20T08:56:00.002-07:002022-06-20T08:56:46.314-07:00<p> </p><h2 style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><b><span style="font-family: arial;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj5KGnhUzePNrvOQ3mHsWvER-CAmA8hMZjDYJ6UPZtwSNrIvrwaojQxAlzZ2oYzw1K9_-ENDRKKo4MujM5UOqx9PEJAZl3jUZBNUYuOAx_u_JVIgPHUTMLX6NsgLSncg8KpSxUL_PUvvKkTns4WRlRAokVC0nT-V0uweS-J-2_ucQS30T2hgk/s1802/20220619-TR.A01%20(1)-p%C3%A1ginas-22_page-0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1802" data-original-width="1648" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjj5KGnhUzePNrvOQ3mHsWvER-CAmA8hMZjDYJ6UPZtwSNrIvrwaojQxAlzZ2oYzw1K9_-ENDRKKo4MujM5UOqx9PEJAZl3jUZBNUYuOAx_u_JVIgPHUTMLX6NsgLSncg8KpSxUL_PUvvKkTns4WRlRAokVC0nT-V0uweS-J-2_ucQS30T2hgk/s320/20220619-TR.A01%20(1)-p%C3%A1ginas-22_page-0001.jpg" width="293" /></a></div><br />¿Esfumarse o permanecer?</span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><b><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">¿Qué se necesita para
atravesar las leyes del tiempo, la cultura de una época y arraigarse en el
imaginario de los lectores? Buena parte de las repuestas a esta pregunta
residen, sin duda, en el arte modélico de la<i> Odisea</i>: construcción compleja
de personajes, uso original de la lengua, pluralidad de sus significados e
introducción de técnicas narrativas novedosas.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><b><span style="background: white; color: #333333;"><o:p> </o:p></span></b><span style="background-color: white; color: #333333;">Leo </span><a name="_Hlk106293270" style="background-color: white; color: #333333;"><i>Odiseicas.
Las mujeres en la Odisea</i> </a><span style="background-color: white; color: #333333;">de </span><a name="_Hlk106293290" style="background-color: white; color: #333333;">Carmen Estrada </a><span style="background-color: white; color: #333333;">y
me asalta, otra vez, la pregunta acerca de la perdurabilidad de un libro: ¿a
qué se debe que este se esfume o permanezca en el tiempo, en la imaginación de
los lectores? ¿Por qué libros como </span><i style="background-color: white; color: #333333;">La Ilíada</i><span style="background-color: white; color: #333333;"> y la </span><i style="background-color: white; color: #333333;">Odisea</i><span style="background-color: white; color: #333333;"> han
llegado plenos de vida a nuestros días?</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La mayoría de los autores coinciden en
dos razones por las que escriben: 1) un profundo desacuerdo con el mundo y 2)
el placer de reconstruir con un poco de belleza ese mundo con el que se está en
desacuerdo. Es decir, el acto creador es algo así como un proceso de
construcción y deconstrucción. Ambos actos, por supuesto, están relacionados
entre sí.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Los autores entonces saben por qué y,
probablemente, para qué escriben, pero nunca está bajo su control la suerte que
correrá lo que escriben y publican. Puede, incluso, que hagan cálculos,
estudien gustos y necesidades y busquen satisfacer directamente a los lectores.
Aún así, el provenir de un libro es siempre un albur.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">La historia de la literatura está llena
de anécdotas acerca del éxito de libros que parecían condenados al fracaso y al
revés: de libros que se publicaron con gran auspicio, pero terminaron, junto a
sus autores, siendo pasto del olvido. </span><span style="color: #333333;">¿Qué se
necesita para llegar a la condición de escritor perdurable? ¿Basta el éxito de
ventas o la fama o más bien una mezcla de talento, esfuerzo y casualidad? Lo
importante, dicen otros, es llegar al corazón de los lectores.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Unos dicen que la literatura es un arte
de minorías y otros que no, pues basta con ver la cantidad de libros y autores
que son éxitos de venta. Unos dicen que la literatura es para los intelectuales
y los escritores y otros que no, pues así lo demuestran los miles de ciudadanos
que visitan las ferias de libros cada año.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">En realidad, todas las afirmaciones son
ciertas a condición de aclarar que entendemos por literatura. Si nos referimos
al «oficio (ocupación habitual) que emplea como medio de expresión una
lengua», sin duda debemos admitir que la literatura vende, y mucho. Allí
tenemos a los libros de autoayuda, cocina y de entretenimiento en general. Sus
autores tienen objetivos económicos muy definidos y, sobre todo, cuentan con el
olfato y las herramientas básicas para lograr su cometido.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Pero si hablamos de la literatura como
el «arte que emplea como modelo de expresión una lengua», estamos hablando de
cosas mayores, pues «arte» implica una actividad muy compleja cuyo objetivo
central es conmover al lector. Para llegar a su meta, un autor tiene que
convertirse en un artista; esto es, alguien dotado y preparado técnica y
emocionalmente para producir belleza.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">En <i>Odiseicas. Las mujeres en la
Odisea, </i>Carmen Estrada ofrece indirectamente, mientras analiza el rol de la
figura femenina en la célebre epopeya de Homero, las razones de por qué luego
miles de años seguimos leyendo ese libro. ¿Qué de especial tiene? ¿Por qué caló
en el imaginario popular de todos los tiempos?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La <i>Odisea</i> es, en principio, una
obra de arte, una obra de arte genial y como consecuencia de esto estableció
una serie de modelos, como, por ejemplo, la construcción de personajes,
especialmente los femeninos, ricos en caracteres, en fuerza dramática e
identidades complejas, ajenas por completo a los estereotipos impuestos por una
sociedad griega patriarcal y misógina. “Ningún otro relato épico tiene tantas
mujeres individualizadas entre sus personajes y en ningún otros son tan
complejas y variadas. La mirada del autor, quienquiera que fuese, es realmente
peculiar”. (p. 15)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Como libro clásico, la <i>Odisea</i>
tiene la virtud, dice la autora, de que se puede leer e interpretar desde su
contexto, pero también desde cada momento histórico y cultural. En este
sentido, esta epopeya “fue capaz de trascender su cultura y convertirse en
patrimonio cultural de la humanidad. Un patrimonio, móvil, maleable, recreable,
adaptable”. (p. 19)<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Otro valor modélico es la lengua con que
fue escrito.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El autor, dice Carmen
Estrada, empleó una variante de griego no natural, sino más bien artificial, de
un griego que no se hablaba todos los días, pero que todo el mundo podía
entender, pues se parecía al de la gente común. Exactamente como miles de años
después haría Juan Rulfo con el español de los campesinos mexicanos en su
novela <i>Pedro Páramo</i>. Así no hablaban exactamente ellos, sino muy algo
muy semejante.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Por último, están los aportes técnicos.
Miles de años antes de que se publicara Ulises de James Joyce o las novelas
William Faulkner y toda la línea de novelas trasgresoras, la <i>Odisea</i>
empleaba, contraviniendo las leyes de la épica de su tiempo, técnicas
narrativas novedosas como los <i>flashbacks</i>, los relatos paralelos y
distintas voces narrativas, no solo la del narrador principal.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">El quid del asunto, al parecer, no es llegar a ser famoso y vender miles de
libros, sino lograr lo que consiguió el autor de la <i>Odisea</i>: escribir una
obra de arte modélica, un ‘clásico’ en pocas palabras. </span></span><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-15480050458887128602022-06-12T19:54:00.003-07:002022-06-12T19:54:40.824-07:00<p> </p><h2 style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPZPNPexT8FG5nyO28qnr2fs1wHtVdTGZgg-O-wGNyuDdWYY4MRbzqm68d4cGu7Q-IFcYukvrPgv-w5LuG9ZHzpwc81VEcXtTeeqYj3HTETRKHUDOpdlo5nd0KXM7r69U4LdIkGWFSqADcfdNo8Z2aTbJ5wEIsFRQP_hR1AaVFBqywLpIB89A/s3603/06-07%20ENFOQUE%20(3)_cropped%20(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3603" data-original-width="3220" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPZPNPexT8FG5nyO28qnr2fs1wHtVdTGZgg-O-wGNyuDdWYY4MRbzqm68d4cGu7Q-IFcYukvrPgv-w5LuG9ZHzpwc81VEcXtTeeqYj3HTETRKHUDOpdlo5nd0KXM7r69U4LdIkGWFSqADcfdNo8Z2aTbJ5wEIsFRQP_hR1AaVFBqywLpIB89A/s320/06-07%20ENFOQUE%20(3)_cropped%20(1).jpg" width="286" /></a></div></b><b><span style="font-family: arial;">Las décadas prodigiosas</span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><span style="font-family: arial;">Las primeras décadas del siglo XX son el momento
propicio en el que surgen las vanguardias, las provincias desplazan a Lima en
el control absoluto del poder cultural y se legitiman las voces subalternas de
la cultura. Constituyen también el contexto idóneo para el surgimiento de
figuras del arte y la literatura que luego adquieren categoría universal.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">En las primeras décadas del siglo XX, en
el Perú y en América Latina, una brillante generación de autores acogió, lideró
y aplicó los postulados de lo que se llamó <i>arte nuevo</i> o <i>vanguardista</i>.
El ámbito en el que este se radicalizó especialmente fue la poesía.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">En el Perú se trató de un fenómeno
nacional, toda vez que, como dice Marta Ortiz Canseco en su libro <i>Poesía
peruana 1921-1931.Vanguardia + indigenismo + tradición</i>, este momento
estelar del arte surge cuando “el Perú vive la primera de sus
descentralizaciones, con reivindicaciones sociales, económicas y culturales que
nace con fuerza en las provincias” (p. 17).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Con la llegada del vanguardismo se
reactualiza la discusión sobre la condición del indio peruano y, con ello, las
polémicas en torno las oposiciones entre modernidad y tradición, capital y
provincias, y centralismo y descentralismo. De manera que este nuevo escenario
involucró a todos, o casi todos, los poetas, pintores, escritores e
intelectuales del país.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Pero el fenómeno descrito no ocurrió en
todas partes. Tuvo sus polos. En el Norte, en Trujillo, se formó “La Bohemia de
Trujillo”, un grupo liderado por Antenor Orrego y en el que surgieron figuras
políticas como Víctor Raúl Haya de la Torre y poetas como César Vallejo. En
Arequipa, coexistieron los grupos “El Aquelarre”, “Anunciación” y “Los zurdos
de Arequipa”, en los que que militaron, entre otros, Percy Gibson, César
Atahualpa Rodríguez, Alberto Hidalgo y Alberto Guillén. En Puno, nació el grupo
“Orkopata” que editó el célebre boletín <i>Titikaka, </i>grupo que lideraron
los hermanos Arturo y Alejandro Peralta. En Cusco, se fundó el grupo
“Renacimiento” del que formaron parte Luis E. Valcárcel y Uriel García.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">El contexto político en el que ocurre
este fenómeno es el llamado “Oncenio de Leguía”, un periodo de nuestra
historia, en el que este político intenta fundar la <i>Patria Nueva </i>y
arrebatarle el poder a la oligarquía para trasladársela a las clases emergentes
o medias. Durante este tiempo se llevan a cabo una serie de reformas en
diversos campos de la realidad, sin embargo, las estructuras de dominación y
poder permanecen intactas. Es decir, se trata de una coyuntura en la que
aparecen una serie de sujetos sociales que enfrentan una sociedad caracterizada
por “la disgregación, la extrema complejidad de sus diferencias internas ,
tanto étnicas como clasistas, y la presencia constante de un otro”
(subalterno), dice Ortiz Canseco (p.18). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Nuca antes las provincias habían tenido
un rol protagónico. Lima, por este tiempo, deja de marcar las pautas y dictar
los modelos y estilos de hacer arte. El poder cultural se ha trasladado, por decirlo
de alguna manera, al interior, a ciudades del Norte y el sur andino. “El
sistema cultural estaba totalmente anquilosado y la reforma cultural tuvo que
venir de las provincias”, dice Ortiz Canseco (p. 13).<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">¿Pero cuáles eran en concreto las
condiciones que hicieron posible este fenómeno de alcances nacionales? En el
ámbito político tenemos la irrupción de procesos socio-políticos impulsados por
Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui, los cuales respondían a las
necesidades planteadas por una nueva clase media emergente y a una visión del
Perú como un todo. Por primera vez fluía el diálogo entre el centro y la
periferia. “Un movimiento incesante entre Lima y las provincias” (p.7) , le
denomina la autora citada.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">En el ámbito educativo, el gobierno de Augusto
B. Leguía estableció la educación obligatoria, pero no aproximó esta a las
clases populares, de manera que los sectores medios ilustrados tuvieron que
buscar su propio acceso a las esferas culturales, dialogar con sus pares de
otras partes del país y buscar un lugar desde el cual legitimar y hacer oír sus
voces. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ese lugar y esas voces fueron
muchas veces revistas como <i>Amauta</i> o el boletín <i>Titikaka</i>.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">En lo social, se produjeron, dice Ortiz
Canseco, grandes olas de migraciones que llevaron a miles de jóvenes a Lima o a
las capitales de departamento para estudiar en las universidades o ejercer el
periodismo, que es otra de las disciplinas que adquirió en esos años un impulso
especial gracias a la calidad de quienes lo ejercían (poetas y narradores en su
mayoría). Es lo que sucedió en Trujillo,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>ciudad en la que estudiaron César Vallejo y Antenor Orrego (ambos
provenientes del interior de La Libertad y Cajamarca) y en la que los
integrantes de La Bohemia dirigieron, escribieron y agitaron conciencias desde
la tribuna que les ofrecían los diarios. Por esta razón, investigar cuál fue el
rol de la prensa en estas décadas es una tarea pendiente.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Esas dos primeras décadas del siglo XX
son, además del escenario en el que se legitima un nuevo arte, el periodo en el
que se forman autores como César Vallejo, quien luego, con el paso de los años,
alcanza estatus universal. ¿Volveremos en nuestra historia cultural a tener un
m</span></span><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">omento estelar como este?</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><i><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-85571558680947019132022-06-05T14:42:00.002-07:002022-06-05T14:42:09.439-07:00<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><span style="font-family: "Bookman Old Style", serif;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMl04hqRUYx5GyUJkVe9o5nhU5zGb3q9wuB9U6YCHxdYkgUr9AfXX-TjvR4iYDb-4ZlpJ_h7VJQRiMMKCPpHp_6S1Vzt1dDO4G51RGoZEjoVequVjBlPxXIDpjhceAPjkghAw0qK5uyx-PxLWD_43pKVpZT1p4vA8r4_sD27Wr0ocD0FDcgjw/s1775/06-07%20ENFOQUE%20(2)%20(1)_page-0001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1775" data-original-width="1635" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMl04hqRUYx5GyUJkVe9o5nhU5zGb3q9wuB9U6YCHxdYkgUr9AfXX-TjvR4iYDb-4ZlpJ_h7VJQRiMMKCPpHp_6S1Vzt1dDO4G51RGoZEjoVequVjBlPxXIDpjhceAPjkghAw0qK5uyx-PxLWD_43pKVpZT1p4vA8r4_sD27Wr0ocD0FDcgjw/s320/06-07%20ENFOQUE%20(2)%20(1)_page-0001.jpg" width="295" /></a></b></div><b><span style="font-family: "Bookman Old Style", serif;"><span style="font-size: large;">Delirio, cultura y política</span></span></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><b>¿Cómo han sido
las relaciones entre la cultura y la política en el siglo XX en América Latina?
¿Qué efectos han producido las ideologías y sus narrativas en la creación
artística? ¿Qué tipos de encuentros o desencuentros han tenido los sueños
políticos y las utopías de los creadores? Un libro notable de Carlos Granés
responde todas estas preguntas.</b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">En su libro <i>El puño invisible. Arte,
revolución y un siglo de cambios culturales </i>publicado en<i> </i>el 2011,<i>
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i>Carlos Granés se ocupó de las dos
vanguardias que entre </span><span style="background: white; color: #333333;">1916 y 1917, en
Zurich, se juntaron, sin que mediara ningún plan previo, lpara marcar el
futuro de la humanidad en los siguientes 100 años: la vanguardia artística y la
vanguardia política.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La primera de esas
vanguardias estaba liderada por Vladimir Ilich Lenin y los intelectuales rusos
que urdirían la conspiración política que sacó a los zares del poder; y la
otra, por Tistán Tzara y su amigos, la cual montó performances provocadoras y sentó
las bases de las vanguardias artísticas que surgieron después en todo el mundo.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">De la lectura de ese
libro de Granés se infería que se trataba del encuentro de dos utopías, de dos
corrientes conspirativas, de dos revoluciones. Una, quiso cambiar el pensamiento
del hombre; y la otra, la estructura de la sociedad, la economía y la
propiedad. Una, urdió espectáculos provocadores; y la otra, grandes dosis de
violencia. Las consecuencias de ambas se podrían decir que se extienden hasta
nuestros días, pues de ellas derivan casi todos los movimientos contestatarios
de los siglos XX y lo que va del XXI.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Once años después de
ese lúcido ensayo, Granés publica otro más ambicioso y esclarecedor: <i>Delirio
americano. Una historia cultural y política de América Latina</i>, en el que
indaga cuáles han sido las relaciones entre cultura y política, entre el arte y
el poder y entre las ideologías y los procesos creativos. Se trata de un visión
lúcida y panorámica de estas relaciones, unas veces tensas y otras
complacientes, ocurridas a lo largo del siglo XX.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">El libro,
estructurado a manera de un gran relato, se abre con la muerte de José Martí,
el poeta que luchó por la emancipación de España y culmina con la muerte de
Fidel Castro, el político cubano que marcó a tantas generaciones de artistas e
intelectuales. Una abre el círculo y la otra lo cierra, y en medio de ellas
bulle una historia salpicada de utopías, distopías y encuentros y desencuentros
que dan cuenta de lo complejas y difíciles que han sido siempre las relaciones
entre la cultura y el poder político, sobre todo en un continente que aún no termina
de definir y aceptar sus diversas identidades.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Granés afirma en la
página de instrucciones que su libro es “[…] un solo ensayo, tres tratados
distintos, una manual de consulta o un texto corto”. Todo depende lo que el
lector busque. Mi recomendación es que lo lea, como espera el autor, “de tapa a
tapa”, puesto que se trata de un una informadísima y erudita historia cultural
y política del siglo XXI latinoamericano. Esto para empezar.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">El libro estudia
aspectos centrales; los inicios de la modernidad cultural (la que empezó con
Martí y los arielistas) y las vanguardias, las ficciones o las narrativas que
el nacionalismo ha creado a partir de la utilización política de los creadores
y artistas, las relaciones entre las revueltas políticas y las revueltas
artísticas,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los efectos de la revolución
cubana en los procesos creativos en la segunda mitad del siglo XX (el <i>boom</i>
sobre todo),<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los alcances y limitaciones
del populismo y el indigenismo, como fenómenos típicamente latinoamericanos, las
relaciones tensas entre los local y lo global, así como una revisión rápida y
sistemática de los aportes de los personajes clave de nuestra cultura, desde
César Vallejo hasta Caetano Veloso, y desde José Martí hasta las artista
plástica colombiana Doris Salcedo. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Uno de los aspectos
más relevantes del libro es la atención que Granés le presta al surrealismo,
una de las corrientes de origen europeo que más influencia ha ejercido en el
arte y la literatura latinoamericanos del siglo XX, corriente en la que poetas peruanos
como César Moro y Emilio Adolfo Westphalen tuvieron un papel protagónico. Para
Granés, se trata de un fenómeno que derivó en proyectos individualistas,
libertarios e innovadores que contrastaban abiertamente con las visiones
nacionalistas, ortodoxas y autoritarias que salpicaron nuestras historia
artística y política.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: left;"><span style="background: white; color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Uno de los aspectos
que más cuestiona Granés es “la utilidad política del sufrimiento”; es decir,
la idea de que siempre somos víctimas y sobre la base de esta concepción hemos levantado
una narrativa artificial de lo que somos. “¿Debe América Latina seguir
exhibiendo la herida colonial, definiéndose como víctima del comercio
internacional, de la modernidad o de los mercados; víctima de la indiferencia
del mundo, de la soledad, de la envidia, de los prejuicios, del racismo, de la
codicia, del subdesarrollo, de no haber sido invitado a tiempo a la mesa de la
civilización; víctima de despotismos, dictaduras, autoritarismos y tiranos de
opereta?”, se pregunta Granés, y nos advierte, sin negar de que las víctimas
existen, de la necesidad de “liberarse, de no ser el mismo toda la vida”.</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 14pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="background: white; color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-81893097517447888422022-05-22T16:03:00.005-07:002022-06-05T14:57:26.170-07:00<p> </p><h2 style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><b><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPoWRW3sIaH5E6ttBuMzQF2pIr--k9o86U4lmb6FJqc5_2JPGGr_Q7ArjG5Y-0ra4tT84kYdMn8NyV2W9CX7ErR1YHxx_bVFOUFkZfLJMa9rsVVMLhgWC1RX_Q7GWka3gjT-hpcVHuBBM_SMFubnQcF9oOqZJ4Gb8wE22DO0rphA95MMClAPs/s3603/06-07%20ENFOQUE_cropped.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3603" data-original-width="3241" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPoWRW3sIaH5E6ttBuMzQF2pIr--k9o86U4lmb6FJqc5_2JPGGr_Q7ArjG5Y-0ra4tT84kYdMn8NyV2W9CX7ErR1YHxx_bVFOUFkZfLJMa9rsVVMLhgWC1RX_Q7GWka3gjT-hpcVHuBBM_SMFubnQcF9oOqZJ4Gb8wE22DO0rphA95MMClAPs/s320/06-07%20ENFOQUE_cropped.jpg" width="288" /></a></div></span></b><b><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">La unidad de los contrarios</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><b><span style="color: #333333; font-family: arial; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los temas más recurrentes y poderosos en la historia de la literatura son
el amor y la muerte. Ambos han obsesionado a los poetas de todos los tiempos y
son corrientes que se repelen y atraen al mismo tiempo. Para ser sinceros, sobre ellos y sus
variantes temáticas descansa casi todo el edificio de la poesía universal.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">La historia de la literatura, según
Borges, está marcada por unos cuantos temas centrales: el amor,
la muerte, el bien, el mal, la soledad, el tiempo y el sueño. Todos los demás
no son sino variaciones de estos. Podemos inferir, entonces, que de los
poquísimos motivos que el escritor argentino señala como los grandes temas
de la literatura, dos de ellos—el amor y la muerte—, por su carácter
contingente, serían los más recurrentes.</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Se trata de temas literarios reincidentes que han producido
historias hedonistas y trágicas. No es que yo pretenda con esta idea
establecer una teoría del desarrollo de la creatividad poética.
Trato simplemente de explicar la forma como percibo la
poesía que ha tenido como impulsos vitales estos dos poderosos
sentimientos . </span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Podríamos decir que el amor y la muerte producen y marcan
obras y vidas. No obstante, se trata de extremos que más de las veces se
tocan, se repelen o se atraen. Ambos temas, por cierto, no tienen nada que ver
con la calidad de las obras literarias. Es verdad que
hay creadores hedonistas y creadores trágicos, pero esta es una
distinción puramente nominal, ya que vida obra son indisolubles, de
modo que no debe extrañar que quienes han tenido una vida desventurada
produzcan, aunque en menor medida, poemas hedonistas; y los que han tenido
una vida venturosa escriban, de vez en cuando, poemas sombríos o
escépticos. </span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Amor y muerte son dos caras de una misma moneda, dos fuentes
literarias a las que se llega con el mismo impulso creativo. Sor Juana Inés de
la Cruz y Francisco de Quevedo son, creo, ejemplos de esta combinación. Pero,
en general, ellos están del lado de la historia del gozo, del amor puro, donde
hay muchos autores: Dante Alighieri, William Shakespeare, Goethe, Vicente
Aleixandre, Federico García Lorca, Pablo Neruda Carlos Oquendo de Amat, César
Moro, Leopoldo Cariarse, etcétera. Dentro de este grupo hay ciertamente
categorías: los de la imaginación erótica (Sor Juan Inés de la Cruz), los de la
magia del amor (Shakespeare, Goethe y los románticos) y los del amor sagrado
(Dante Alighieri).</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">El soneto 165, <i>Fantasía contenta con amor decente</i>, de Sor Juana
Inés de la Cruz es un verdadero compendio de amorosa y erótica:
«Detente, sombra de mi bien esquivo, / imagen del hechizo que más quiero, /
bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo. //
Si al imán de tus gracias, atractivo, / sirve mi pecho de obediente acero,
/¿para qué me enamoras lisonjero/ si has de burlarme luego fugitivo? // Mas
blasonar no puedes, satisfecho, / de que triunfa de mí tu tiranía, / que aunque
dejas burlado el lazo estrecho // que tu forma fantástica ceñía, / poco importa
burlar brazos y pecho / si te labra prisión mi fantasía».</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Por el lado de los trágicos, de los que hicieron de la muerte y el
sufrimiento una constante creativa, los nombres abundan. Tenemos, entre otras,
a cinco mujeres: Emily Dickinson, Alfonsina Storni, Silvia Plath,
María Emilia Cornejo y Alejandra Pizarnik. La lista, por supuesto, es más
abundante: Gérard de Narval, Li Po, Fiedrich </span><span face="Arial, sans-serif">Hölderlin<span style="color: #333333;">,
George Trakl, Serguei Esenin, Fernando Pessoa, Cesare Pavese, Juan Ojeda,
Luis Hernández (en su caso, su poesía refleja la vida interior de un
hombre lúdico y positivo más que la de un suicida y un depresivo) y otros más.
También, como en el caso de los cultivadores del amor, hay matices. Están los
que llegan a la locura (</span>Hölderlin<span style="color: #333333;"> y
Nerval), los que consagran al sufrimiento y a la muerte como una búsqueda o una
liberación (Césare Pavese, Fernando Pessoa), los que llevan el sufrimiento con
dignidad (Li Po) y los que asumen una culpa inexplicable, un martirologio
personal (Dickinson, Plath, Cornejo, Pizarnik).</span> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Un poema narrativo de Emily Dickinson es una muestra de las afirmaciones
anteriores: «Morí por la belleza, mas apenas/ me había acomodado en la tumba /
cuando uno que había muerto por la verdad fue depositado/ en una tumba
adyacente. / Me preguntó suavemente por qué había muerto. / “Por la belleza”,
le contesté. / “Y yo por la verdad; ambas son una misma; / somos
hermanos”, dijo. / Y así, como parientes que se encuentran una noche, /
conversamos entre las tumbas / hasta que el musgo llegó a nuestros labios / y
cubrió nuestros nombres».</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">En el caso de Pessoa, la muerte lo ayuda a reencontrarse con su verdadero
ser: «Yo, complejo y numeroso, yo, excesivo y sucesivo, yo, que desembarqué en
todas las puertas del alma (…) ¿moriré entonces así? No: el universo es grande
y todo puede volver en él (…) Entremos en la muerte con alegría. Se acabó la
obligación de vestirse, lavarse, tener que razonar, simular, cuidar las
maneras, tener riñones, hígado, pulmones, bronquios, dientes, todo lo que
provoca enfermedad y sufrimiento (a la mierda todo eso) (…) Mi cuerpo es mi
ropa interior. ¿Qué me importa que sea una basura enterrada en la tumba y
devorada por gusanos? Soy Yo. He muerto, ¡viva yo!».</span><span face="Arial, sans-serif"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: arial;"><span face=""Segoe UI",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Quisiera enfatizar que el amor y la muerte son dos caras de una misma
moneda. Ambas han sido y siguen siendo dos de las mayores motivaciones de la
poesía. Amor (vida) y muerte (ausencia de ella) se han dado muchas veces
juntas o resuelto en el espacio de una misma obra creativa. En algunos
casos, hay poetas que han expresado el amor en un estado puro y otros que han
escrito sobre la muerte y el sufrimiento en su estado más extremo. Me inclino a
pensar, no obstante, y como dice un poema de Francisco de Quevedo, que siempre
habrá un amor constante más allá de la muerte: «Cerrar podrá mis ojos la
postrera/ sombra que me llevare el blanco día,/ y podrá desatar esta alma mía/
hora a su afán ansioso lisonjera;// mas no, de esotra parte, en la ribera,/
dejará en la memoria, en donde ardía:/ nadar sabe mi llama el agua fría,/ y
perder el respeto a la ley severa.// Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
/ venas que humor a tanto fuego han dado,/ médulas que han gloriosamente
ardido,// su cuerpo dejará, no su cuidado;/ serán ceniza, mas tendrá sentido;/
polvo serán, mas polvo enamorado». </span></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-30863323029992488282022-05-15T10:27:00.003-07:002022-05-15T10:27:40.167-07:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH2MfrYh5AYEujR-665jbeX2OmXcCy0yrY1M06odoaovQ87SpRdzmUdaaGvlFOOWZg44frEaUHIRn95AFPnJhf4T6_oeYe3vzrM-Irh5xPJM5y1nHNDSiWAkFwGZnsTyZlg-kwlOy-FjieUfxf8_7flg9D5ok7chcdOZ1W5uO6EixKoon3TPA/s540/280961216_10224908274147109_8846631555791723525_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="501" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH2MfrYh5AYEujR-665jbeX2OmXcCy0yrY1M06odoaovQ87SpRdzmUdaaGvlFOOWZg44frEaUHIRn95AFPnJhf4T6_oeYe3vzrM-Irh5xPJM5y1nHNDSiWAkFwGZnsTyZlg-kwlOy-FjieUfxf8_7flg9D5ok7chcdOZ1W5uO6EixKoon3TPA/s320/280961216_10224908274147109_8846631555791723525_n.jpg" width="297" /></a></div><p></p><h1 style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: "Bookman Old Style", serif;"><span style="font-size: large;">Las dos caras
del poeta </span></span></b></h1>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">En El<i> lado B
de las sombras</i>, su último libro, Juan José Soto Bacigalupo no solo indaga
en la oscuridad y las corrientes subterráneas que componen el imaginario de los
poetas, sino que construye desde la agonía de la escritura una manera de llenar
el vacío, de remontar las cosas absurdas y misteriosas que rodean su vida.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">En el ámbito de
la música, el lado B se refería, en tiempos pasados, a una de las caras de un
disco grabado. Generalmente, hacía mención a la canción principal. Con el
tiempo,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>este concepto derivó en una
metáfora para referirse a la parte de una cosa o a un concepto que tiene una
importancia secundaria respecto a lo principal. Así, como sucede con el lado oscuro
de la luna, los seres humanos y las cosas tienen su lado B, su lado ensombrecido,
no principal, invisible.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">¿A qué se
refiere Juan José Soto Bacigalupo con el título <i>El lado B de las sombras</i>?
Sin duda, al lado contrario u opuesto a las sombras; es decir, la luz, lo
visible, lo que ilumina. Siguiendo un enfoque distópico, el autor ha preferido
un título en el que contraviene el orden conceptual: es la luz que no se ve,
aunque alumbra; la parte que permanece oculta, aunque se haga notar; la
claridad que nos alumbra el camino de la vida, aunque nos conduzca a ninguna
parte. Esta, sería una primera hipótesis.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Una segunda hipótesis
sería que las sombras tienen todavía un lado más oscuro o irrelevante. ¿Por qué
pongo énfasis en el juego de las dos caras? Por una razón elemental: esta es la
idea eje del libro. Lo que el poeta propone es, como dice Carmen Ollé,
revelarnos cómo fluye la corriente subterránea de la vida que los poetas
encaran o simbolizan: «[…] notamos con sumo interés cómo la penumbra y la noche
prevalecen; crean, incluso, un contrapunto a través de un magnífico oxímoron: penumbra-iracunda
luz; y arde la noche versus la elípticas llamas del fuego invisible”, escribe
en epílogo Carmen Ollé.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Se trata de un
arte poética que bucea no en las aguas de las apariencias —las sombras digamos—,
sino en las aguas profundas de la distopía poética; es decir, un mundo
imaginario no deseable, futuro y aborrecible, causante de la alienación del
hombre y del poeta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Para construir
esta distopía arcaica ( en la medida en que bucea en el origen de la luz y las
sombras), Soto Bacigalupo se vale de un par de estrategias sabiamente
aplicadas:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por un lado,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>construye un diccionario privado con en el que
reitera los significados como sombra, luz ausente, ceguera, vacío, ojos,
exilio, silencio, oscuro, sótanos, acantilados y abismo, los cuales nos
sugieren la caída de un ángel o la vida agónica de un poeta. Hay, desde luego, en
esto una reminiscencia del absoluto poético que buscaron los románticos y los
simbolistas.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los ‘maestros de la
angustia’, afirma Carmen Ollé: «Coloco el ojo izquierdo en la cerradura/Giro/ Y
vuelan despavoridas las sombras/ Se camuflan detrás del silencio/ Que duerme a
sus anchas// Algunas/ Torpes, antediluvianas/ Chocan entre sí/ Y caen/ A los
pies del cancerbero// Hurgo en mi espalda/ Saco y tenso palabras/ Las lanzo
contra la penumbra/ Una tras otra/ Cargadas de nervio/ De iracunda luz:/ Blanco
certero/ Arde la noche».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Por otro lado,
tenemos un alternado y eficiente uso de la interlocución. Unas veces, el poeta
habla em primera persona y nos hace sentir próximos al lado B; otras veces, el
poeta se dirige a una segunda persona, pero en realidad está hablando consigo
mismo. Esta alternancia de las voces narrativas les confiere a los poemas
profundidad y dramatismo. Esto lo inferimos a partir de las construcciones
metafóricas que contienen los poemas del libro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Lógicamente, el
poeta no conseguiría su objetivo sin el dominio de las técnicas y
procedimientos que exige la escritura poética. Soto Bacigalupo no es un debutante
en las lides literarias. Es dueño de una voz propia que le permite abordar
temas complejos y singulares como la visión distópica del mundo, la ceguera o
el absurdo de la existencia. Destaco aquí lo de la ceguera porque este es un
libro escrito a partir de del sentido de la vista, no solo por la mención
reiterativa de palabras como ojo, visión, ceguera y sus derivados, sino porque
el sentido de los versos se centra en mirar, mirar las dos caras de la
existencia, de la realidad, de la vida, que, a veces como una carga, no solo
llevan los poetas sino los seres humanos en general.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">El poema III
resume, creo yo, no solo, lo que he dicho hasta ahora, sino que exhibe todas
las virtudes de la escritura de su autor: ritmo ágil, conceptos que se
corresponden con la música interior de las palabras, metáforas poderosas y
belleza implícita. Leamos: «El poeta anda/ Se retuerce/Trastabilla/Se rehace:
Él sostiene a la noche// Tambaleándose/ Camina en un pie/Mientras busca uno de
sus ojos/ En los bolsillos/ Y rebusca el otro/ En la impiedad de las
arenas//Amanece/ El poeta duerme/ Ronca/ Contraría el ritmo de las olas/ Y
despierta/ En medio de un sueño/ Sin ojos/Sin pie/ Sin olas/ Iluminado tan solo
por las sombras».</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-78603634310720611972022-05-08T15:09:00.001-07:002022-05-08T15:09:28.492-07:00<p> </p><h2 style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwwW5LfxXejxSTihCg9uSYgEWZZI-gWad-0ZScz6VbuoLr1IrTggUH7AmSMCzqvC4YnUCnvAyvlIAr5qsHqw5bVAPS5BPu6G9avXPXqoYvkzbLl0j-9uRq3a5EP43yCSsxXT5Z10OL_g6exXW_O6UqPza3Yx0WXIyeTE5SDZ8zIIbWlOedfus/s1280/c67b2e9d-837f-42b4-ae33-008520d36afb.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1148" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwwW5LfxXejxSTihCg9uSYgEWZZI-gWad-0ZScz6VbuoLr1IrTggUH7AmSMCzqvC4YnUCnvAyvlIAr5qsHqw5bVAPS5BPu6G9avXPXqoYvkzbLl0j-9uRq3a5EP43yCSsxXT5Z10OL_g6exXW_O6UqPza3Yx0WXIyeTE5SDZ8zIIbWlOedfus/s320/c67b2e9d-837f-42b4-ae33-008520d36afb.jpg" width="287" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">Gonzalo Rojas
busca a Vallejo</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="color: black;"><span style="font-family: arial;">En los años 50, César Vallejo se le apareció, cual
santo, a Gonzalo Rojas en la ventanilla de un avión. Más de medio siglo
después, el poeta chileno llegó a Trujillo para, en parte, explicarse el porqué
de esa aparición y, en parte, para saber dónde y cómo había vivido de joven el
poeta que él admiraba tanto.</span></span></b></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Gonzalo Rojas,
el gran poeta chileno, vio, según le confesó a Pedro Escribano en una
entrevista, el rostro de César Vallejo en la ventanilla de un avión de Panagra.
Ocurrió de súbito, cuando se disponía a mirar el vacío. Era el año 1950 y
todavía no había alcanzado la celebridad de los años posteriores. Le aseguró al
periodista que no había bebido licor ni tomado alucinógenos. Eso ocurrió porque
vivía en cuerpo y alma con y para la poesía de Vallejo.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Cincuenta y
nueve años después de esa aparición, invitado por los organizadores de la Feria
del Libro de Trujillo, tomó otro vuelo, esta vez, para conocer un situ los
lugares donde había vivido su maestro a comienzos del siglo XX. Se alojó en el
viejo Hotel El Libertador y allí tuvo un risueño y amical reencuentro con el
poeta Antonio Cisneros, quien lo aguardaba para ir juntos a Huanchaco. Pero
antes de esto, Gonzalo Rojas pidió hacer la ruta Vallejo. Cisneros prefirió
esperarlo en el hall del hotel.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Tuve ocasión de
guiar a Gonzalo Rojas en compañía de Teodoro Rivero Ayllón y el fotógrafo
Alejandro Cerna. La idea era hacer la ruta Vallejo completa, pero, urgidos por
el tiempo, solo fuimos al antiguo hotel El Arco —el lugar donde ahora funciona
el restaurante "El rincón de Vallejo"— para conocer la habitación en
la que había vivido el poeta, esa donde, de acuerdo con el testimonio de Haya
de la Torre, escribió el poema en el que dice: «Serpentínica u del bizcochero /
enjirafada al tímpano».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Subimos a
través de una escalera crujiente hasta el segundo piso donde se hallaba la
habitación del célebre poeta. Gonzalo Rojas estaba realmente emocionado y, en
cierto modo, lleno de miedo. El piso no se hallaba en buen estado: además de
viejo, presentaba claros y unas cuantas vigas levantadas. Él caminaba con mucho
cuidado y sus pasos eran cada vez más lentos. En algún momento se detuvo y
quiso volver al hotel, pero su deuda moral y sentimental con Vallejo eran más
fuertes. Entre bromista y serio, me dijo que temía que el piso se hundiera y
todos fuéramos a parar al fondo. Le dije que no había nada que temer. Por
supuesto no me creyó y más bien me miró con cierto reproche.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Cuando llegamos
a la puerta de la habitación, mientras Alejandro captaba con su cámara todos
nuestros movimientos, se puso a leer la placa conmemorativa, oteo luego unos
segundos el horizonte de la ciudad por encima del larguísimo balcón, y me hizo
una pregunta sobre César Vallejo acercándose con prudencia a mi oído: «¿Tan
pobre era Vallejo, hijo?». Apenas la susurró. Ignoro por qué no quería que los
demás oyeran la pregunta. Supongo que, por pudor, por vergüenza ajena o porque,
como todos los lectores de Vallejo,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se
sintió un poco culpable de que el poeta hubiera padecido tanto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Estuvimos una
media hora en el lugar, hasta que dijo basta y dimos media vuelta. Yo estaba
intrigado, quería saber más sobre lo que pensaba Gonzalo Rojas de la vida del
joven Vallejo, pero no se dieron las condiciones. Volvimos a bajar las
escaleras con sumo cuidado. Durante el tiempo que duró la bajada hasta el primer
piso nos mantuvimos en silencio. En mi cabeza resonaba una y otra vez la
pregunta: «¿Tan pobre era Vallejo, hijo». Se refería, desde luego, a la pobreza
material y eso me consolaba un poco, pero me hacía cómplice de sus dudas y
comprobaciones. ¿Cómo es que el poeta que había escrito la más grande poesía de
lengua española vivió en un lugar tan modesto?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Cuando
estuvimos en la puerta de salida que da a la calle Orbegozo retomamos la
comunicación y le dije que estábamos siguiendo la probable ruta que había
seguido Vallejo cuando lo condujeron a la cárcel. Debo anotar de que antes de que
visitáramos el antiguo hotel El Arco habíamos estado en el colegio San Juan y
el Centro Viejo, lugares donde Teodoro Rivero Ayllón se lució con datos y
hechos sobre la vida del poeta peruano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Unos minutos
después llegamos al hotel El Libertador. Allí nos aguardaba Antonio Cisneros,
listo para enrumbar a Huanchaco donde nos esperaba un almuerzo rociado de vinos
y cervezas. Yo permanecí callado durante el par de horas que duró la reunión,
atento al intercambio de palabras de estos dos gigantes de la poesía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;">De regreso a
Trujillo, Antonio Cisneros pidió detenerse en el hotel “Caballitos de Totora”
para visitar a Walter Curonisy y Elvira Roca Rey, quienes, sorprendidos por
tamaña aparición, solo atinaron a echar mano del primero licor que encontraron
en su despensa: un whisky que nos acompañó un tiempo que siempre me pareció una
eternidad. Los chistes y las anécdotas iban y venían. Y a mí únicamente me
interesaba encontrar la respuesta adecuada para una pregunta casi susurrada en
mi oído: «¿Tan pobre era Vallejo, hijo?».</span><span style="font-family: "Bookman Old Style", serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-pagination: widow-orphan; text-align: justify; text-autospace: ideograph-numeric ideograph-other;"><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 16pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="mso-pagination: widow-orphan; text-align: justify; text-autospace: ideograph-numeric ideograph-other;"><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; mso-pagination: widow-orphan; text-align: justify; text-autospace: ideograph-numeric ideograph-other;"><span style="color: #050505; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14pt; mso-bidi-font-family: "Segoe UI Historic"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><b><span style="font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14pt;"><o:p> </o:p></span></b></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-36500899592451471882022-05-02T14:43:00.003-07:002022-05-02T14:43:33.031-07:00<p> </p><h2 style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX0nrJipKvAJ0xFGfsaSOrocp2qgq_0rvTaXTwwMy_HF5kj07YQXM2M5uXxdyD-9yUq3jm92wOJIB6I1Qr68tCaCDDvp-AmFUy6MBzp3jkxP-iUy_SEhcolqUOUEhvL1P7Z-a3f6QHjsjaicVxCxV96_6vTMBFMVka5ueDmV0qg1GrdG9O1vY/s1160/279415336_10159120664044613_3858049279302775539_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1160" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX0nrJipKvAJ0xFGfsaSOrocp2qgq_0rvTaXTwwMy_HF5kj07YQXM2M5uXxdyD-9yUq3jm92wOJIB6I1Qr68tCaCDDvp-AmFUy6MBzp3jkxP-iUy_SEhcolqUOUEhvL1P7Z-a3f6QHjsjaicVxCxV96_6vTMBFMVka5ueDmV0qg1GrdG9O1vY/s320/279415336_10159120664044613_3858049279302775539_n.jpg" width="298" /></a></div>Gente honesta
de mi país</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b><span lang="ES-PE" style="color: black;">Una crónica sobre cómo perdí una billetera y cómo,
gracias a la honestidad y espíritu solidario de una odontóloga de Pucallpa, </span></b><a href="https://www.facebook.com/nenidi?__cft__%5b0%5d=AZXs2fF3MRLZt4DQxjYRKiQ3cjiK1aqfYAo_FRkayBvr9AemZeugyjCL3CZsA85SFdfRB3Sz1pwNTNpu0b9oz5zeeFDBGQGwpseZ4wqkEWqyZRE16NrgtDkdsoBWARI5Cks&__tn__=-%5dK-R"><b><span style="border: 1pt none windowtext; color: black; padding: 0cm; text-decoration: none;">Denisse
Dueñas Iglesias</span></b></a><b><span style="color: black;">,
pude recuperarla, todo en medio de una cadena de noticias literarias positivas
que han remecido mi vida en las últimas horas.</span></b><b><span lang="ES-PE" style="color: black;"><o:p></o:p></span></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #050505;">La realidad se ha encargado este último jueves de
demostrarme que, efectivamente, como dice el título de mi libro, los lugares
que ocupan el lenguaje, los seres y las cosas son precarios, cambiantes y
fugaces, y que el rol de la poesía es constatar esto y darles un nuevo sentido
a partir de su propia inestabilidad. Sucede que el 21 me levanté muy temprano
para tomar el avión de las 9: 10 que me llevaría a Lima. Un viaje es lo más
común y estable de todas las experiencias humanas. Todos viajan a una hora y
regresan a una hora. Y es lo que esperaba que sucediese conmigo. Sin embargo,
el azar, o como se llame una de las formas del cambio, obró sus prodigios:
todos los horarios de vuelo se descalabraron ese día y el avión partió recién a
las 12:30. Mala señal para comenzar. Si bien la presentación de mi libro era
recién el viernes, la tardanza terminó por instalar el desasosiego en mi estado
de ánimo. No obstante, durante las horas de espera me dediqué a redactar a las
apuradas el artículo que escribo semanalmente para La Industria, pero tuve que
interrumpirlo: debía ingresar a la sala de espera y tomar el avión rumbo a
Lima. Tras un almuerzo breve y muy agradable, retomé la redacción del artículo
que, luego de una estresante carrera contra el tiempo, recién pude concluir a
las 4 de la tarde aproximadamente. Unos minutos después entró una llamada a mi
celular con una buena nueva: mi sueldo iba a ser incrementado a partir del
siguiente mes. Primera alegría. Cinco minutos después, ingresó otra llamada.
Era un célebre novelista peruano que, como integrante de un importante concurso
de novela, me llamaba para comunicarme que había ganado el primer lugar (ya se
enterarán de qué concurso se trata). Segunda alegría. Mudo por varios minutos.
Quise llamar a todos mis seres queribles para compartir la noticia, pero me
contuve. Es a partir de aquí que una nueva cadena de descalabros entra en
acción. Miro el reloj: 5 de la tarde. Debo ir a la feria de libros La
Independiente para participar en un recital. Tomo un taxi y parto con dirección
al Ministerio de Cultura. Unos minutos después recibo otra llamada: mi editor
Houduni Guerrero me informa que el recital será vía Zoom, que no vaya a La
Independiente. Un poco molesto y otro poco desconcertado, le pido al taxista
que dé la vuelta. Apurado, le pago lo acordado y bajo rápido, sin percatarme
que mi billetera se ha quedado en el asiento posterior. Allí están todas mis
tarjetas y unos cientos de soles en efectivo. Un par de horas después, el
recital termina y recién caigo en cuenta que no tengo la billetera. Busco el
teléfono del taxista en el aplicativo y doy con él. Le digo que mi billetera
está en el asiento trasero de su auto, pero luego de revisar, me dice que no
hay ningún rastro de nada. ¿Cómo viajar de regreso a Trujillo sin DNI, sin
tarjetas, sin carnet de vacunación y sin efectivo? Me acuerdo entonces en medio
de mi desconcierto que el título de mi libro alude a lo inestable que es el
mundo. Bajón anímico, aunque no doy todo por perdido. ¿Cómo es que pudo pasar?
¿Cómo sucedió todo tan rápido? ¿Qué hacer, qué decisiones tomar? Por lo pronto,
hay que llamar a los bancos para anular las tarjetas y realizar una denuncia
policial para obtener un nuevo DNI. Ya es casi medianoche e ingresa una nueva
llamada. Dudo en atenderla. Puede ser una buena o una mala noticia. Para malas,
ya está bien. Pese a todo, la atiendo. Una voz femenina del otro lado del
auricular me pregunta si yo soy quien soy. Le digo que sí y advierto, por el
ritmo de mis palpitaciones y por la voz que me habla, que el mundo se ha vuelto
inestable otra vez. Claro que sí. Su nombre es </span><a name="_Hlk102048634"></a><a href="https://www.facebook.com/nenidi?__cft__%5b0%5d=AZXs2fF3MRLZt4DQxjYRKiQ3cjiK1aqfYAo_FRkayBvr9AemZeugyjCL3CZsA85SFdfRB3Sz1pwNTNpu0b9oz5zeeFDBGQGwpseZ4wqkEWqyZRE16NrgtDkdsoBWARI5Cks&__tn__=-%5dK-R"><span style="border: 1pt none windowtext; color: black; padding: 0cm; text-decoration-line: none;">Denisse Dueñas Iglesias</span></a><span style="color: #050505;"> y me anuncia con un tono amable y dulce que ha
encontrado mi billetera en el mismo taxi que la condujo al aeropuerto. Ella
está ahora en Pucallpa. Cuando la vio tirada en el asiento, dudó en
entregársela al taxista para que me la devolviera o ubicarme a través de las
redes sociales y hacerlo ella directamente. Optó por lo segundo. Desde las 6
hasta las 7 de la tarde me envió una serie de mensajes por Messenger que yo,
despistado como siempre, nunca vi. Hasta que, no sé cómo, obtuvo el número de
mi celular y me llamó a la medianoche. No podía creerlo. ¿Existen seres que
encuentran billeteras y deciden devolvérselas a sus dueños con el dinero
dentro? ¿Quiénes son? ¿Qué clase de naturaleza tienen? Pues, sí existen y
Denisse es una de ellas. Denisse hizo, además, una cosa más extraordinaria: le
pidió a su esposo que me llamara y acordara conmigo un lugar de encuentro para
la devolución de la billetera, pues él volvía ese día a Lima. A continuación,
hizo algo más: me depositó en una de mis cuentas el importe del dinero que
estaba entre mis pertenencias, pues intuía que yo necesitaba urgente el dinero.
¡Y vaya que estaba en lo cierto! Su honestidad no tenía límites. Qué suerte
tuve al haberme encontrado con este tipo de seres humanos.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; text-align: left;"><span style="color: #050505;"><span style="font-family: arial;">Hace unos minutos acabo de encontrarme en el lugar
acordado con el esposo de Denisse, quien me acaba de entregar la billetera con
todos los documentos. Su trato es amable y la honestidad se filtra por sus
ojos. Todo está completo en la cartera.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; text-align: left;"><span style="color: #050505;"><span style="font-family: arial;">¿Es esto una epifanía?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; text-align: left;"><span style="color: #050505;"><span style="font-family: arial;">Denisse y su esposo son, sin duda, dos buenas
personas. No, creo que son dos ángeles.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><b><o:p><span style="font-family: arial;"> </span></o:p></b></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-58264477900417970522022-04-24T17:17:00.001-07:002022-06-05T14:54:04.287-07:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYpcMgm3tkD5zTJJ4vukRYrSESDMMIue3iV6fDiwwY64kaquNi8je6h16pcDUNoRoVnkIPpLES_mjw9czcrNOcKcESr_lydPGCD96UDkmNZIfQ-XCVJGEvfnmj6KXG_xNgx5gr9BVf653NAWSj6CDZMtVi6hrcG-gwM6a1lf8uq6nukID1mC4/s1802/06-07%20ENFOQUE%20(4)_cropped_page-0001.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1802" data-original-width="1681" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYpcMgm3tkD5zTJJ4vukRYrSESDMMIue3iV6fDiwwY64kaquNi8je6h16pcDUNoRoVnkIPpLES_mjw9czcrNOcKcESr_lydPGCD96UDkmNZIfQ-XCVJGEvfnmj6KXG_xNgx5gr9BVf653NAWSj6CDZMtVi6hrcG-gwM6a1lf8uq6nukID1mC4/s320/06-07%20ENFOQUE%20(4)_cropped_page-0001.jpg" width="299" /></a></div><h2 style="clear: both; text-align: left;"><b style="text-align: justify;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La poética
del caos</span></span></b></h2><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Un segundo libro,
en el que explora la naturaleza y el origen del caos como parte esencial de la
naturaleza humana, confirma a Joe Guzmán como una de las voces más auténticas y
originales surgidas en la poesía trujillana de los últimos años.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Todos los
poetas, parafraseando a Borges, crean sus precursores; es decir, fundan su
propia tradición a partir de las lecturas que acometen y las afinidades
literarias que descubren. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Las lecturas
y las afinidades literarias ejercen después una marcada influencia en el estilo
y en la manera de mirar el mundo que tiene el poeta. Cuando este es joven, sus
versos muestran, implícita o explícitamente, qué hay detrás, qué fuerzas y
saberes ocultos sustentan su poética en ciernes, hasta que encuentra su propia
voz y entonces ya puede recorrer, sin ningún apoyo, el camino que resta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Joe Guzmán
(Trujillo, 1991), es, si queremos seguir la discutida clasificación
generacional impuesta por el marketing y el mercado, un <i>millenial</i> y,
como tal, un hombre globalizado y conectado con la cultura a través de las
herramientas que ofrece el mundo virtual. Destaco esto para explicar en cierta
forma de por dónde y de dónde viene el arte poética que traslucen sus versos.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Para mi
generación, a caballo entre los <i>baby boomers</i> y los X, la cultura en
nuestra juventud era, por una parte, una especie de herencia que recibíamos de
nuestros mayores y, por otra parte, algo que teníamos que salir a buscar en
bibliotecas, conferencias, salones de clase y conversaciones con los amigos. En
pocas palabras, un proceso carente de la inmediatez informativa y comunicativa
de la que tienen ahora a su disposición las nuevas generaciones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Sospecho que
las lecturas formativas de Joe Guzmán<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>han oscilado entre las condiciones que ofrece la tradición del libro
físico y las bibliotecas y la marea informativa del mundo digital. Digamos que
estas serían las premisas. Las consecuencias saltan a la vista tras la lectura
de <i>La arqueología del caos</i>, el libro que acaba de publicar con el sello
independiente Paloma Ajena: una escritura enriquecida por un temprano
acercamiento a las tradiciones poéticas occidentales.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En su
escritura de perciben y traslucen algunos de sus precursores: Allen Ginsberg, Enrique
Verástegui y la poética colectiva horazeriana y Juan Ojeda. Del primero hay
ecos de su postura contracultural, de los segundos el sujeto poético que recoge
una voz colectiva que se mueve entre el descontento y la incertidumbre y del
tercero el arte de navegar entre las aguas procelosas del desorden y la
autodestrucción que contaminan las relaciones humanas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Ángel Flores ha
explicado muy bien la ambivalencia conceptual del título: “El caos es sombra,
desorden, espanto y oscuridad, pero también es el estado originario de la
materia, de donde surge el cosmos que ordena lo existente.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esto es lo que busca el sujeto poético en La
arqueología del caos: el estado primigenio de su identidad”. En su excavación
del desorden, Guzmán busca también el origen del mismo y, de paso, se busca a
sí mismo como parte de un ser histórico y colectivo.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La
arqueología del poeta sigue un derrotero que rompe la linealidad del tiempo y
se estructura en cuatro partes: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una que
lleva por título una fecha, <i>25 de mayo de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>2012</i>, que es en realidad un poema que
recoge un sentimiento de frustración paternal basado en una escena en la que el
poeta despide a su hijo en una terminar de autobuses; dos<i>, La arqueología
del caos</i> (sin duda la mejor parte del libro), que podría considerarse una
inmersión intemporal en el desorden de la realidad a partir del desarrollo de
algunos ejes temáticos: el suicidio artístico, el amor, el miedo, la
locura,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la pobreza, el heroísmo, la
poesía,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las brujas como emblemas de la
discriminación femenina y el destierro; tres, <i>El crujido de los fósiles</i>,
una especie de revisión de nuestro pasado<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>a partir del pensamiento mítico; y cuatro, <i>17 de noviembre de 2018</i>,
un bello poema en homenaje a su hija Almendra.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Un poema, <i>Amor</i>,
contiende, creo yo, todas las virtudes del libro: ritmo firme y prolongado,
construcción de imágenes originales y plásticas y uso de referencias culturales
en perfecta consonancia con el lenguaje literario. El poema está dirigido a
Lucia Berlin, la gran cuentista americana reconocida tardíamente, y es
realmente conmovedor: “Cada noche sueño/ con una adolescente de vestido negro/
que se balancea en un columpio oxidado/ a treinta grados bajo cero/ mientras
piensa que el crujido del metal en movimiento/ es lo más parecido al sonido del
amor./ Sus ojos son rocas de hielo suspendido en el aire/ y yo la miro/ y
lloro/ y tiemblo/ porque ahora ya tiene treinta y dos años/ y una botella de
whisky en lugar de un corazón. //Querida
Lucía: yo te haría el amor/ con el estómago ardiendo de ibuprofenos/ te sacaría
los ojos para colgarlos sobre mi pecho/ como un collar que sirve para alejar a
los malos espíritus/ sabiendo que no hay peores fantasmas que tu escritura/ y
tu bella sonrisa”. Notable, sin duda.</span><span style="font-size: 18pt;"><o:p></o:p></span></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-56282883307156927672022-04-03T15:19:00.004-07:002022-04-03T15:19:52.987-07:00<p> </p><h1 style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: "Bookman Old Style", serif;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixvtd7879JneIuK4x-_KPsENqdfZSsUHq18mliK5KbbxobU18neyhHdkY88ThJAdtjLknE0VG0R4DekMmlMWfDh53xWkScqQzcI33Vifdm9AXuhpED5_C7lpR9JrEVVME63Nwj9EPBaUVVbbTIgcmPTbNmUihxqjJz0mmua8sslUosndfGJMA/s3603/ch%C3%A1vez.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3603" data-original-width="3237" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixvtd7879JneIuK4x-_KPsENqdfZSsUHq18mliK5KbbxobU18neyhHdkY88ThJAdtjLknE0VG0R4DekMmlMWfDh53xWkScqQzcI33Vifdm9AXuhpED5_C7lpR9JrEVVME63Nwj9EPBaUVVbbTIgcmPTbNmUihxqjJz0mmua8sslUosndfGJMA/s320/ch%C3%A1vez.jpg" width="287" /></a></div></span></b><b><span lang="ES-PE" style="font-family: "Bookman Old Style", serif;"><span style="font-size: large;">El pintor y la
memoria</span></span></b></h1>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: "Bookman Old Style", serif;">Un libro de
memorias de Gerardo Chávez, <i>Antes del olvido</i>, nos devela el punto de
partida de las experiencias artísticas que han nutrido su imaginario artístico,
así como también los episodios de la infancia, la juventud y la adultez que han
marcado una vida consagrada a la pintura y al amor por el Perú.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">El magisterio
directo de un pintor se ejerce en las salas de exposiciones, en los museos, en
las entrevistas que concede a los medios de comunicación, en los documentales que
recogen su historia y en las charlas que ofrece acerca de su trabajo creativo.
Es lo común, digamos. Algunos —muy pocos— escriben sus memorias.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><em><span style="background: white; color: #222222; letter-spacing: -0.05pt;">Julio Ramón Ribeyro
escribió que los escritores peruanos no han cultivado —o cultivado muy poco—
géneros como las memorias, las autobiografías, los diarios y los epistolarios,
con lo cual se pierde la oportunidad de enriquecer el contexto y medir la
trascendencia de una obra literaria. Con mayor razón ocurre en el caso de la
pintura. Un caso excepcional es Fernando de </span></em><span style="background: white; color: #3c4043;">Szyszlo
con sus memorias </span><i><span style="background: white; color: #4d5156;">La vida sin dueño</span></i><span style="background: white; color: #4d5156;">.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="background: white; color: #4d5156;">Otro caso es el del pintor trujillano Gerardo Chávez López,
quien acaba de publicar un libro de memorias en primera persona: </span><i><span lang="ES-PE">Antes del
olvido</span></i><span lang="ES-PE">. </span><span style="background: white; color: #4d5156;">Se trata de un libro de enorme trascendencia por varias
razones: informarnos acerca de una vida marcada por la muerte y los vaivenes
sentimentales, mostrarnos cómo fue el aprendizaje de un artista cuya obra ha
llegado a ser con el tiempo muy notable y conocer de primera mano la evolución
de su talento creativo a lo largo de los años.</span><em><span lang="ES-PE" style="font-style: normal;"><o:p></o:p></span></em></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">“He cumplido
ochenta y cuatro años, y pienso seguir trabajando muchos años más. Aún me queda
bastante por hacer; mi horizonte está todavía muy lejano. No le tengo miedo a
la muerte. Le temo a la inactividad y al olvido, y antes el olvido que no
tardará en llegar, voy comprendiendo la importancia de la memoria. La vida es
como se recuerda. Sin la memoria no somos nada”, dice el pintor en las páginas
11 y 12. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">El libro sigue
una línea cronológica que empieza con la niñez del pintor, triste y feliz al
mismo tiempo. Esta es quizás la parte más notable del libro, pues allí podemos identificar
algunos a los fantasmas que han marcado su imaginario. En uno de los pasajes, Chávez
López cuenta lo siguiente: “A la edad de nueve a quizás diez años, solía pasar
las tardes en el taller de don Víctor, el carpintero de Paiján, quien se
encargaba de fabricar los cajones de los muertos. Yo escribía el nombre de los
finados con purpurina dorada y plateada. También hacía carritos de madera, con
los que intentaba remplazar los juguetes más sofisticados que tenían otros
niños […] De no haber sido pintor, probablemente hubiera sido carpintero” (p.
11). <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">Esta idea sobre
sus relaciones muerte es recurrente; incluso en una de las anécdotas habla de
cómo su hermana Teresa lo salvó de morir ahogado Más adelante (p. 17), retoma
el tema y confiesa: “Pintar es para mí una forma de fabular. De penetrar en esa
caja cerrada del mundo interior a través de mitos, símbolos y poesía. En la
década de los años noventa, pinté infinidad de personajes relacionados con las
visiones de mi infancia, donde los elementos se mezclan, a manera de alegorías,
con caballos y demonios alucinados que dan vueltas en ese remolino de la memoria
que es el carrusel”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Enfatizo este tema
de la muerte porque creo que las grandes motivaciones plásticas de Chávez han
nacido casi todas de las múltiples situaciones límites que buscó —o a veces
encontró— en su camino para alcanzar el absoluto artístico.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span style="font-family: arial;">Siguiendo una
estructura aristotélica del relato de su vida, diríamos que la infancia
constituye una especie de introducción. A esta le siguen, entre las décadas del
50 y el 60, su estadía en Trujillo, su viaje a Lima y su formación en la Escuela
de Bellas Artes, periodo que culmina con su ansiado viaje a Europa. Son
momentos intensos en el que su formación como pintor se ve complementada y
potenciada por su hermano, tan grande pintor como él: “A los catorce años ya me
había trazado una meta: quería ser pintor como Ángel Chávez. Mi único temor era
no llegar a tener su talento” (p. 28).</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">Tras su paso por Trujillo, Lima y la Escuela de Bellas
Artes, su meta era Europa y, sobre todo, París, entonces el polo cultural del
mundo al que todos los artistas aspiraban conquistar. Corrían los años sesenta
y la energía creativa que bullía en su interior necesitaba ser canalizada.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: left;"><span lang="ES-PE"><span style="font-family: arial;">La tercera parte de <i>Antes del olvido </i>se ocupa
de su estadía en Europa a partir década del 60, años en los que atraviesa múltiples
estrecheces, pero se mantiene en sus trece hasta alcanzar el tan ansiado
éxito. Las memorias siguen la línea
cronológica a través de un ritmo trepidante y pasan revista a una serie de
temas siguiendo su desplazamiento geográfico, artístico y sentimental:
Florencia, Roma, el maestro Matta,
París, Desirée Lieven (la vieja amiga y protectora de Vallejo y otros
artistas e intelectuales latinoamericanos), André Breton y el surrealismo, Humareda en Partís, Mayo del 68, los años
setenta, el arte primitivo, Wilfredo Lam, los buenos tiempos, la primera
retrospectiva en Lima, la Bienal de Trujillo y su regreso al Perú. Todo esto
acompañado de un nutrido, y en parte inédito, archivo fotográfico.</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 18pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: EN-US;"><br clear="all" style="mso-special-character: line-break; page-break-before: always;" />
</span>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 18.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-size: 18.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-27640842111826524652022-03-21T06:09:00.005-07:002022-06-05T15:00:14.299-07:00<p> </p><h1 style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcVTZKlOV1Ci-hDgZ1TATXCWZ26VZL4Hg4_b94pf1kpNy5td76-9wYpYtKSp9GlBJtTMhm6z9SDmbYNWJCEl3_Pz6p_J7RE6SQUQAWfrkDIsJmnKC_nr95MEb_N2lCnbkQzlN-x65cRxQrLOFzMhLBP9Cap3rAFe-qOpd7-3MvFr14avnZX7I/s1802/enfoque_page-0001.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1802" data-original-width="1619" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcVTZKlOV1Ci-hDgZ1TATXCWZ26VZL4Hg4_b94pf1kpNy5td76-9wYpYtKSp9GlBJtTMhm6z9SDmbYNWJCEl3_Pz6p_J7RE6SQUQAWfrkDIsJmnKC_nr95MEb_N2lCnbkQzlN-x65cRxQrLOFzMhLBP9Cap3rAFe-qOpd7-3MvFr14avnZX7I/s320/enfoque_page-0001.jpg" width="288" /></a></div></span></b></h1><h1 style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;"><span style="font-family: arial; font-size: large;">Seguimos queriendo a Vallejo</span></span></b></h1>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><b><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333; font-family: arial;">Hace unos días, se conmemoraron los 130 años de nacimiento de César
Vallejo. Pese al tiempo transcurrido, su figura crece y crece y va camino a
convertirse en el más universal de todos nuestros poetas y el que mejor sintonizó
con nuestra manera rara y contradictoria de ser peruanos. Este es un texto
escrito hace un tiempo, pero que recupero con ciertos retoques.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333; font-family: arial;">Sin duda los peruanos tenemos con César Vallejo una relación paradójica. En
abril (o en marzo) de cada año todos nos acordamos de él, lo llenamos de
elogios, lo llamamos maestro y hasta recitamos en su honor <i>Los heraldos
negros</i> o <i>Los dados eternos</i>. Vallejo es, en pocas palabras,
nuestro poeta más famoso y también nuestro más ilustre desconocido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Una cosa, dice Borges, es la fama y otra la popularidad. Gracias a la
primera, un escritor puede ser “más conocido” que Cristo (es un decir), y
gracias a la segunda muy leído, es decir, muy popular, muy metido en la vida de
la gente. No es un sacrilegio ni una revelación: Vallejo es un emblema de
peruanidad, pero los peruanos promedio no lo leen.</span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">La paradoja es más paradoja si agregamos que en otros lares la poesía del
“cholo” es bastante apreciada (España, por ejemplo) y si llegamos a la
conclusión que los estudios sobre su obra son más numerosos que las ediciones
de sus libros. Los críticos han escrito libros para leer e interpretar su
poesía, pero nadie lee a estos exegetas ni menos a Vallejo. Cuando digo “nadie”
es evidente que exagero. Debería decir “la mayoría”.</span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Peese a las paradojas, es un poeta muy querido en el país. La gente no lo
conoce, pero lo aprecia. Es como todos esos jóvenes que llevan en sus camisetas
la imagen del Che Guevara: no saben nada de su ideología, pero intuyen que tras
la imagen de ese barbudo hay un rebelde que se hace querer. ¿Y por qué queremos
tanto a Vallejo? ¿Cuál es la causa de este cariño?¿No dicen que la mayoría no
lee sus versos?</span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333; font-family: arial;">Creo que los peruanos queremos a Vallejo de varios maneras. La mayoría,
porque ha interiorizado al poeta modernista de <i>“Hay golpes en la vida,
tan fuertes...Yo no sé”</i>, al artista de las fotografías patéticas y al
hombre cuyos retazos biográficos revelan al paradigma romántico del lírida:
pobre, triste, pero amante de la belleza. Amor a primera vista, se dice. Tan
luego uno conoce algo de él, provoca abrazarlo y pedirle que no sufra más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif" style="background: white; color: #333333; font-family: arial;">Ya Víctor Vich nos ha advertido en su libro <i>César
Vallejo un poeta del acontecimiento</i>, del otro Vallejo, del vivo, del vital
y afirmativo:<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>«Vallejo es también un
poeta afirmativo que celebra el encuentro con una verdad universal, que entra
en contacto con algo eterno y que constata el valor de quienes han optado por
transformar el mundo […] es un autor impactado por la fuerza de una verdad que
no es otra que la necesidad de justicia entre los hombres y el valor de la
solidaridad humana», dice Vich. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">Otra forma de quererlo es a través de la identificación. Vallejo no sólo es
el “cholo”, el “serrano” que escribe una poesía de gran calidad, sino el
provinciano que salta con garrocha a Lima y se marcha a París; es decir, al
centro mismo del arte y la civilización, para escribir con las tripas y morir
un día de aguacero. Vallejo es, en cierto modo, la expresión personal de una
aspiración colectiva: nadie es profeta en su tierra. Una tierra donde le
pegaban con un palo y duro también con una soga, sin que él les haga nada.</span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">A Vallejo lo queremos asimismo por la poesía que ha escrito. Este es,
digamos, el amor de vida y obra, de humanidad completa. En realidad es un
cariño basado no en la poesía de los golpes tan fuertes de la vida, ni el Dios
que le duele mucho el corazón o la Rita de junco y capulí, sino en los versos
que nos cuestionan la existencia y nos pone la piel de gallina de pura
intensidad y altura: <i>“César Vallejo, parece/ mentira que así tarden tus
parientes/sabiendo que andas cautivo,/ sabiendo que yaces libre!/ ¡Vistosa y
perra suerte!/¡César Vallejo, te odio con ternura!”.</i></span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif" style="background: rgb(250, 250, 250); color: #333333; font-family: arial;">Pero todo no es amor para el autor de <i>Trilce</i>.
Hay –y son los menos- los que lo malquieren, los que desean matar su fama, los
que pretenden sacudirse de su sombra y los que le llaman “llorón”, “ramplón”,
“dramático” y “sombrío”. En verdad no hay odio, sino un exceso de
individualismo: “quiero ser yo, pero Vallejo no me deja”. En todo caso, se
trata del clásico amor /odio que cultivan los peruanos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #333333;">En el otro extremo están los papistas, los que lo adulan, los que por el
exceso lo visten de santo o pervierten su poesía. Ellos han escrito el libro
del mal amor, han ahuyentado a los lectores potenciales y han edificado un
altar de huachafería y mal gusto para deshonrar al poeta. A Vallejo se le
quiere como él propuso querer a los demás: <i>“¡Ah querer, éste, el mío,
éste, el mundial/ interhumano y parroquial, provecho! (...) quería/ ayudar a
sonreír al que sonríe,/ ponerle un parajillo al malvado en plena nuca,/ cuidar
a los enfermos enfadándolos,/ comprarle al vendedor,/ ayudarle a matar al
matador- cosa terrible-/ y quisiera ser bueno conmigo/ en todo</i>”. Y no como
suponen los farsantes.</span><span face="Helvetica, sans-serif" style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif" style="background: rgb(250, 250, 250); color: #333333; font-family: arial; line-height: 107%;">Entonces a César
Vallejo lo odiamos con ternura y lo “ternuramos” con odio; es decir, lo
queremos completamente, aunque sólo hayamos leído <i>“Hay golpes fuertes
en la vida, tan fuertes… yo no sé”. </i></span><span style="font-size: 14pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-10986392538334136772022-02-27T06:05:00.003-08:002022-02-27T06:05:41.357-08:00<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgdEiihO9dVJ2LPmynm4USkB3eAKlamoqr9S1eLPC-9BoVz2X-brRhs4WBN9lGaYQk395GqnoTRJSBkRfgsRazQ8r-go6FFFVKG2CxaQSwZ1ZgLH152YTklRBmtB8u5VtwnBRPLs1SzRYCufrDcTvqUPJiUS9My1VhCJ-j0gVHfBI0OF2N678c=s1802" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1802" data-original-width="1631" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgdEiihO9dVJ2LPmynm4USkB3eAKlamoqr9S1eLPC-9BoVz2X-brRhs4WBN9lGaYQk395GqnoTRJSBkRfgsRazQ8r-go6FFFVKG2CxaQSwZ1ZgLH152YTklRBmtB8u5VtwnBRPLs1SzRYCufrDcTvqUPJiUS9My1VhCJ-j0gVHfBI0OF2N678c=s320" width="290" /></a></div><p></p><h2 style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Ángela,
Humboldt y el Océano</span></span></b></h2>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><b><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Una magnífica
historia de ficción une al naturalista y viajero Alexander Von Humboldt, a una
niña que quiere pasar como un chico para ser aceptada en la tripulación del
barco en el que viaja el naturalista alemán y al Perú del siglo XVIII, entonces
en sus días finales como Virreinato.<o:p></o:p></span></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La novela <a name="_Hlk96583227"><i>Océano al revés</i> </a>de Julia Wong parece estar construida
a primera vista sobre la base de la vida de <a name="_Hlk96584617">Alexander
Von Humboldt, </a>el viajero y naturalista alemán, que llegó al Perú el 1802, sin
embargo, conforme uno avanza en su lectura, descubre que la historia tiene como
eje a Ángela, una niña nieta de un esclavo procedente de Manila que viaja en el
barco que trae al naturalista al Perú.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Humboldt es desde luego un personaje importante en la
medida en que la novela ofrece una visión externa del Perú, la que tuvieron los
viajeros y naturalistas que entre los siglos XVIII y XIX contribuyeron con sus
escritos y opiniones a forjar entre los peruanos del futuro una toma de
conciencia sobre la importancia del pasado, la riqueza natural y la cultura.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">Océano al
revés</span></i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"> </span><span lang="ES" style="line-height: 107%;">narra pasajes de la vida íntima y viajes de quien, gracias a
su empeño y sus descubrimientos, creía haber ganado un lugar en la historia de
la ciencia, pero más indaga en la vida postiza y en las contradicciones
sentimentales y morales de una niña flacucha que se hace pasar por un chico:
«[…] no me daba temor que me descubrieran, porque en la parte superior de mi
cuerpo nada delataba si era un chico o no, y lo mejor era que a nadie le
importaba, todos estábamos preocupados con nuestra propia miseria [….]». En
realidad, el disfraz buscaba ocultar su condición de mujer, en cuyo caso, como
dice el narrador, la destruirían.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El
vínculo que el falso chico mantiene con Humboldt es distante y ella no sabe si
es amoroso, amical o de simple admiración.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">La novela empieza cuando la corbeta <i>Pizarro</i>
está a punto de zarpar del puerto de La Coruña con rumbo a América. En ella
viajan Alexander von Humboldt y su ayudante Alexandro Bonpland.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Entre los tripulantes hay marineros
experimentados, polizontes , prostitutas y el falso adolescentes de marras,
quién ha llegado allí en base a su astucia, a la ayuda indirecta de su madre y
al azar. La Corona española le ha extendido amplísimos poderes al científico alemán
y esta expedición es la más trascendental de su vida.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Se podría decir que en el plano simbólico la novela
cuenta dos viajes. El primero es un viaje exterior, el que sigue el <i>homo viator</i>,
Alexander von Humboldt, y que sirve como telón de fondo de la historia central;
y un viaje interior, el que experimenta Ángela en la brevedad de su vida.
Ambos, creo, sirven como base, para la estructura de la novela que, en esencia,
se mueve entre estos dos ejes narrativos. Por un lado, está la mirada del hombre
de ciencias que mide y escudriña la realidad; y por otro, la del ser inseguro y
desconcertado que no sabe quién es y cuáles son sus orígenes reales. Ambos
viajes estructuran de alguna manera una novela que alterna, con gran acierto y
pericia, el narrador personaje con el narrador omnisciente.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">Es Humboldt quien le propone a Ángela que llegue al
Perú, un país fabuloso en el imaginario de los extranjeros. Ella sigue su
consejo y en el trayecto, mientras conoce paisajes, comidas, costumbres y
descubre, sin querer, la vida oculta de su mentor (su debilidad por los
mulatos, por ejemplo), empieza a cuestionar sus creencias, su identidad y su
pasado. Su padre ha muerto, su madre es una mujer que ha aceptado con
resignación su destino y sus hermanos son unos malditos machistas y patanes. Lo
único que le queda entonces es huir, de la ciudad donde vive (Cádiz), de su
familia y, en cierta forma, de sí misma. ¿Quién es en realidad Ángela? ¿Una
india china, como ella dice? ¿Un chico disfrazado? ¿Una mestiza?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;">En los viajes, en el exterior y el interior, Ángela
aprende a leer y a escribir, experimenta los límites de su cuerpo, se sumerge
en las costumbres de las desconcertadas gentes de Lima, tiene un encuentro
fugaz y cercano con el libertador San Martín que la deja marcada,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aborrece del culto a las imágenes religiosas católicas
y aprende del poder de las plantas y los números por boca del amauta Guanilo.
Un día, cuando este le pregunta por qué quiere saber tanto, ella le responde:
«Porque los que saben parecen más felices, andan orondos, erguidos, les dan los
mejores servicios y comidas, duermen en camas amplias, tienen casas grandes».
Lo que hace, en realidad, es declarar su empeño y su frustración de vivir una
vida distinta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span lang="ES" style="line-height: 107%;">El concepto</span><i><span lang="ES" style="line-height: 107%;"> </span></i><i><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;">océano
al revés</span></i></span><span lang="ES-PE" style="line-height: 107%;"><span style="font-family: arial;"> está ligado, de alguna manera, a la búsqueda identitaria
de Ángela. En un momento de la historia, cuando arriban al puerto de Paita,
ella piensa en el poder del Océano Pacífico y en por qué este parece ser más
océano que el Atlántico. Humboldt parece leer su mente y dice: «Este es un
océano al revés. Todas las aguas o todas las cosas cuando muestran su lado
posterior, su lado oscuro, lo anverso, son más fuertes y potentes». Ángela
tarda en comprender la magnitud de este concepto, pero siente que allí está una
de las claves del poder de la identidad, del ser: todos tenemos un lado oculto
que hay que saber asum</span><span style="font-size: 16pt;">ir.</span></span><span lang="ES" style="font-size: 16.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-15114616.post-25802250633719924912022-02-20T06:19:00.003-08:002022-02-20T06:19:55.744-08:00<p> </p><h2 style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjufF0-ZuXoFkd-E2X8nJ4Zu0UjRpp8rp9xRI2FaVUEJT_-jJmJiuAfOXhfyQAL5WCAg_2QciUAoki9n3AeGN9-rTedNICw8l0G5XXc4XtvjpT6O2iaq46aQccDajgc7xoQFesp6RtW-DwYqnNelKxJWZP5LJ3CZyx-bNWOsGfWLewtAKg5Lu8=s3603" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3603" data-original-width="3333" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjufF0-ZuXoFkd-E2X8nJ4Zu0UjRpp8rp9xRI2FaVUEJT_-jJmJiuAfOXhfyQAL5WCAg_2QciUAoki9n3AeGN9-rTedNICw8l0G5XXc4XtvjpT6O2iaq46aQccDajgc7xoQFesp6RtW-DwYqnNelKxJWZP5LJ3CZyx-bNWOsGfWLewtAKg5Lu8=s320" width="296" /></a></div></b></span></h2><h2 style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b><span style="color: #333333;">Persistir en la poesía</span></b><span style="color: #333333;"><o:p> </o:p></span></span></h2><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><b><span style="color: #333333;">No dudo que los lectores de poesía no
son muchos, que las editoriales publican libros de este género con un tiraje
reducido —por no decir irrisorio— y que el lenguaje poético es a veces
impenetrable o está alejado del lector común. Sin embargo, los poetas siguen
escribiendo, las editoriales publicando y los lectores leyendo.</span></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Una de las razones para que la poesía
exista pese a los factores que juegan en su contra es la siguiente: la poesía
es una necesidad espiritual, un estado superior de conciencia. No creo exagerar
cuando sostengo esto último. Siempre me asombra la persistencia de los poetas
en publicar sus poemas y la de los lectores en leer lo que los poetas publican.
Por lo general, los primeros y los segundos suelen ser los mismos, de
modo que no hay por qué alarmarse. Se trata de un arte de minorías, un arte del
que el gran público se alejó hace algún tiempo. Hay editoriales que son capaces
de tirar diez mil ejemplares de un novelista más o menos famoso,
pero no existe una editorial que publique libros de poesía
que tengan tirajes que sobrepasen los mil o dos mil ejemplares.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">En un comienzo, la, poesía estuvo más
cerca de la gente. No como ahora, que es casi un arte de culto y es leída por
un porcentaje muy reducido de lectores.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Poesía
viene del término griego <i>poiesis</i> que significaba, al comienzo,</span><span style="border: 1pt none windowtext; color: #252525; letter-spacing: -0.75pt; padding: 0cm;"> hacer en un sentido técnico y, por lo
mismo, se refería al trabajo creativo en general, incluido el de artesano.
Poesía era entonces creación y el poeta un creador. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="border: 1pt none windowtext; color: #252525; letter-spacing: -0.75pt; padding: 0cm;">Los tiempos, la
sociedad y la cultura han cambiado. La poesía tiene una definición más
restringida. Se considera una forma de expresión de lo emocional a través de un
lenguaje particular que tiene como ejes la metáfora y la imagen.</span><span style="color: #333333;"> </span><span style="border: 1pt none windowtext; color: #252525; letter-spacing: -0.75pt; padding: 0cm;">La metáfora</span><span style="border: 1pt none windowtext; color: #333333; letter-spacing: 0.2pt; padding: 0cm;">,<b> </b>según el diccionario de la RAE, es la
“traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una
comparación tácita, como en <i>las</i> <i>perlas del rocío</i>, <i>la primavera
de la vida</i> o <i>refrenar las pasiones”, </i>mientras que la</span><span style="color: #333333; letter-spacing: 0.2pt;"> <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">imagen es la “recreación de la
realidad a través de elementos imaginarios fundados en una intuición o visión
del artista </span></span><span style="color: #333333;">que<span style="letter-spacing: .2pt;"> </span>debe<span style="letter-spacing: .2pt;"> </span>ser descifrada, como <i>en las
monedas en enjambres furiosos”</i>.<span style="border: none windowtext 1.0pt; letter-spacing: .2pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Una de las razones por las que el gran
público se alejó hace algún tiempo de la poesía es su lenguaje. Con lectores
cada vez más banales y frívolos, el lenguaje poético necesita ser
explicado. Los lectores no poetas necesitan familiarizarse con la metáfora y la
imagen. Viven en un mundo global y pragmático y a ellos no se les puede hablar
con un lenguaje figurado o que dice lo que no dice. En este sentido, el cuento
y la novela han desarrollado mejores estrategias para conectarse con el
lenguaje del ciudadano promedio.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Uno de los rasgos característicos de la
poesía moderna, según Perer Gimferrer, es su voluntad minoritaria. La que
se escribía antes de la aparición de los simbolistas —quienes se apartaron a
fines del siglo XIX de la escena pública y se volvieron solitarios— contaba con
muchos lectores. Ahora, ella es más un objeto de culto, una curiosidad reservada
para unos cuantos iniciados. Los libros tienen tirajes ínfimos y los lectores
no leen poesía debido a que existe, por un lado, la decisión de parte de los
poetas de escribir para una “inmensa minoría” con un lenguaje críptico, justo
ahora en que la información es tierra de nadie; y de otro, a que el propio
lector se ha vuelto banal y adicto a los juguetes electrónicos, las dietas y
los libros de autoayuda. Los lectores de hoy son, con toda certeza, más
superficiales que los de antes.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Pero la poesía persiste. Los poetas
siguen escribiendo, las editoriales siguen publicando y los lectores ―pocos, es
cierto, pero compuestos en su mayoría por los mismos que escriben y publican―
siguen leyendo. Y persisten por una única y maravillosa razón: la poesía
nace de una profunda necesidad del hombre: buscar estados superiores de
conciencia y virtualidad.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="font-family: arial;"><span style="color: #333333;">Ha sido hasta cierto punto incapaz de
adaptarse a la gran crisis moral y cultural que vive el mundo a partir del
siglo XIX, agudizada después con las guerras, las dictaduras y los
grandes conflictos sociales que han hecho perder la
esperanza a muchas personas, sin embargo es una necesidad
espiritual.</span><span style="color: #333333;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">La poesía nace de la necesidad del
hombre de buscar estados superiores de conciencia y virtualidad, por esta razón
no va a morir. Seguirá, dicen lo entendidos, el mismo camino que la ciencia: en
busca de la verdad en base a intuiciones y revelaciones.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="color: #333333;"><span style="font-family: arial;">Llevo 35 años escribiendo y publicando
libros de poesía. Durante este tiempo he podido comprobar, por una parte, que
efectivamente se trata de una necesidad espiritual y, por otra parte, que
muchas de las ideas en torno a las relaciones entre los lectores y la poesía
son mitos o verdades a medias. Un ejemplo: los lectores comunes y corrientes
viven al margen de la poesía. Si esto
fuera cierto, no se publicarían cientos de libros de este género cada año en
todas partes del mundo. Quizás lo que no funciona es la forma en que los poetas
se aproximan a los, lectores. Por allí, digamos, es que hay que innovar. La poesía
necesita, como la narrativa, ponerse más a tono con los nuevos tiempos.</span><span style="font-family: Bookman Old Style, serif; font-size: 16pt;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="color: #333333; font-family: "Bookman Old Style",serif; font-size: 14.0pt; mso-bidi-font-family: Helvetica; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Luis Eduardo Garcíahttp://www.blogger.com/profile/05749322645007777449noreply@blogger.com0